CUENTOS DE TERROR-ISMO ENERGÉTICO. LO PRESCINDIBLE. CAPÍTULO 2. La Tasa de Retorno Energético (TRE)

Desde que vengo interesándome por los asuntos de la Crisis Energética y en especial por los de la Tasa de Retorno Energético (TRE) y los niveles de actividad económica y humana que permitiría cada estadio, en algunas conferencias y presentaciones he mostrado una lámina que ha resultado especialmente discutible a mi admirado Jorge Riechmann.
En el libro “Spain’s Photovoltaic Revolution: Energy Return on Investment” que escribí con Charles Hall, introdujimos una pirámide a sugerencia de Charles Hall, adaptada de Lambert & Lambert (2012).

Figura 1 jerarquía de pirámides

Figura 1. La jerarquía de las “necesidades energéticas”

Es una pirámide que indica que la propia actividad de supervivencia o para la extracción de energía, metabólica fundamentalmente, la TRE necesaria es mínima. A medida que la sociedad humana escala por la pirámide de sus necesidades sociales, va exigiendo mayores tasas de retorno energético, hasta llegar a las actividades más sofisticadas, según la tabla de la figura.

Previo a la publicación del libro, estuve discutiendo con Charles Hall la conveniencia de presentar esta pirámide de alguna otra forma, porque yo mismo no la veía clara. Prevaleció su mayor nivel de estudio en cuestiones de TRE y además se trataba de una simple introducción al concepto.

Una TRE que se degrada con el tiempo. El Diagrama de globos

Hall también es autor del famoso diagrama de globos sobre las principales TRE’s de los diferentes combustibles y las variaciones más importantes que han ido teniendo con el tiempo.

Figura 2 Ballon Diagram

Figura 2. El “Balloon Diagram de Charles Hall con las principales Tasas de Retorno Energético de las principales fuentes de energía a través del tiempo.

Tras este aparentemente simple diagrama, en el que los globos indican referencias aproximadas (si no serían puntos) hay toda una cascada de estudios muy profundos de los rendimientos de las principales fuentes de energía, realizados desde los años 70, aunque ya había precedentes en Howard T. Odum o en Nicholas Georgescu Roegen de estudios biofísicos implicando entradas y salidas de energía, para analizar sus rendimientos.
Charles Hall, discípulo de Howard T. Odum, fue el acuñador del concepto de la Tasa de Retorno Energético o Energy Return on Investment (ERoEI ó EROI, por sus siglas en inglés). A Hall le gusta mencionar con frecuencia su primer trabajo en este campo sobre la migración de los peces y su rendimiento energético en relación con el esfuerzo para las pesquerías.

Figura 3 Hall pescando

Figura 3. Charles Hall preparando el equipo para analizar los retornos energéticos en migraciones de peces.

Una visión de la TRE mínima, animal o metabólica

En general, se entiende bastante bien el asunto del retorno energético en un sistema sencillo. Con frecuencia, para explicar la TRE se recurre al ejemplo del guepardo o de cualquier otro mamífero predador.

Figura 5 los guepardos

Figura 4. Un guepardo cazando una presa y con su camada.

En este caso, es bien conocida la energía que ingresa este animal en su metabolismo: es exclusivamente la que le proporcionan las presas que captura. Y la energía que consume para cazar la presa tiene que ser necesariamente menor , en promedio, por una lógica simple, si es que el individuo tiene que vivir. Es evidente que habrá casos en que un predador termine muriendo por no alcanzar la dieta mínima por las causas que fuese. Pero en general, si la especie existe, es porque el promedio de los individuos ingresa más energía en su metabolismo que la que necesita para vivir y reproducirse en cantidades suficientes como para mantenerse como especie.

Dado que durante un cierto tiempo todas las parejas de mamíferos tienen que aportar energía en forma de alimentos y del entorno (el sol o el clima influyen algo o mucho, según el medio en que se desenvuelve la especie) también para su prole, al menos durante un cierto tiempo hasta que alcanzan la autosuficiencia como individuos y dado que para la supervivencia de la especie la pareja debe poder reproducir algo más de dos ejemplares exitosos, podemos decir que la Tasa de Retorno Energético mínima de un mamífero es de más de 2 a 1. Es decir, que tiene que tener la capacidad de ingresar más de dos unidades de energía por cada unidad de energía que consume en la caza, la autodefensa, la reproducción y cría y hasta el juego.

Intentando delimitar fronteras o escalones de viabilidad o sostenibilidad energética

Sucede que una TRE del orden de 2 ó 3 a 1 permite vivir una vida animal con un consumo para el propio metabolismo en las zonas adecuadas. En la figura 2, Charles Hall considera, después de haber estudiado las diferentes TREs para diversos sistemas, que para que se pueda dar una civilización, la TRE mínima debería ser del orden de 5 a 1.
Civilización, es una palabra de origen latino, civis, que significa ciudadano y presupone que estos se agrupan y viven en una ciudad y de un entorno más o menos cercano. Según el grado de complejidad de esta forma de organización social, parece de lógica entender que las ventajas crecientes de esa vida ciudadana compleja van exigiendo mayores márgenes de TRE o TRE mayores; esto es, que demandan fuentes de energía más intensas

Figura 5 pirámide invertida

Figura 5. Pirámide invertida de las necesidades energéticas y de sus correspondientes niveles de TRE

La franja de 5 a 1 (una unidad de energía gastada y 5 unidades de energía obtenidas y puestas a disposición de la comunidad) parece marcada por el comienzo de la división del trabajo, que da comienzo al Neolítico. También parece algo de sentido común. Al pasar del estadio de ser un cazador-recolector, que apenas utiliza el fuego en provecho propio de manera exosomática (externa a los usos energéticos de su propio cuerpo) y empieza a disponer de “liberados” en el sentido moderno de la palabra, tales como sacerdotes, reyes o militares, con funciones especializadas, pero no directamente aportadoras de ingresos energéticos y si a esos se empiezan a sumar los escribas y demás funciones sociales no directamente productivas, el resto debe ser capaz de captar más energía por unidad de energía para poder sostener este nuevo tinglado más complejo. Esto se logra cultivando cosechas en vez de recolectando; aprovechando flujos de agua de caída natural para irrigar y domesticando animales o capturando esclavos que trabajen en beneficio propio, proporcionando mayor confort material al amo a costa del deterioro mayor del esclavo (usando su energía en provecho propio).
La figura 5 ilustra, en forma de pirámide invertida las crecientes necesidades no sólo de energía en cada nuevo estadio del llamado “progreso” de la civilización, sino también la exigencia de una cada vez mayor TRE general (incluye todos los usos y consumos) para poder subvenir cada vez más la mayor actividad y consumo por cada individuo en particular y de un modo de sociedad en general.

Aunque el perfeccionamiento de la maquinaria de tipo mecánico ha ido aumentando la TRE de las sociedades agropecuarias, debido a una mayor capacidad de tala de bosques, de cría más intensiva de animales, de construcción de barcos a vela de cada vez mayor tonelaje que activaban transportes a cada vez mayores distancias, el impulso hacia Tasas de Retorno Energético muy superiores, sólo tiene lugar cuando, por agotamiento de bosques y medios energéticos de la propia biosfera, el hombre se lanza a la extracción masiva de carbón para usos energéticos que la litosfera había tardado más de cien millones de años en acumular en sus entrañas.

Ese milagro, abonado y potenciado con el descubrimiento de la máquina de vapor, multiplica de forma exorbitante la capacidad de realizar trabajo. La TRE del carbón más superficial y de mejor calidad (60 a 1 según algunos estudios), permite lanzar locomotoras por todo el ancho mundo; multiplicar telares capaces de producir tejidos como no lo hubieran podido hacer millones de mujeres atadas a sus telares manuales y termina dejando a la sociedad una TRE general, que incluye todos los gastos energéticos no solo extractivos del combustible base, sino los necesarios para impulsar y mantener ese nuevo estadio social, de quizá entre 6 y 13 a 1. Permite conectar continentes a velocidades muy altas para lo que se podía hacer hasta aquellas fechas y sobre todo, con trayectos predecibles en tiempo y aumentando sus tonelajes de forma considerable. Esto permitía ir a por maderas nobles muy lejos o transportar cereales en cantidades enormes a países que no hubiesen podido disponer de esas ricas fuentes de alimentación. Ya hablamos de esto en el capítulo anterior.

El siguiente salto fue el descubrimiento de grandes yacimientos de petróleo, cuya densidad energética, versatilidad de uso y fácil transportabilidad resultan imbatibles, por el momento, para cualquier otro combustible; los depósitos de combustibles líquidos se adaptan mucho mejor que los de carbón y su densidad energética es mucho mayor que la del carbón, por unidad de peso y volumen. El invento del motor de combustión interna en sus dos grandes versiones (Otto para las gasolinas y Diesel para el gasóleo), como vimos en el capítulo anterior, terminó por convencer al hombre que había superado a Prometeo, que apenas robó el fuego a los dioses, aunque sólo lo utilizasen con la biomasa durante unos trescientos mil años. Los primeros petróleos extraídos en yacimientos muy propicios y de alta calidad en Pennsylvania o Texas ofrecían TREs de la propia extracción del orden de 100 a 1, que una vez ajustadas con todos los consumos sociales, podrían quedar en rangos de TRE de entre 8 ó 10 a 20-25 a 1 según las naciones, estadios sociales, momento de la explotación, grado de desarrollo y demás características particulares.

La Tasa de Retorno Energético ascendió rápidamente por una doble función, desde el comienzo de la explotación masiva de los combustibles almacenados por la geología en la litosfera o profundidades de la Tierra; en primer lugar, los primeros combustibles líquidos salían de yacimientos enormes, fuentes muy accesibles , con gran presión interna, relativamente cerca de los lugares de refino y consumo y con poca necesidad de refino, porque se trataba de líquidos combustibles de los llamados “dulces” o con pocas impurezas-. En segundo lugar, porque inicialmente resultaba relativamente fácil mejorar la eficiencia de los motores que convertían esta energía química concentrada en energía calorífica y de ahí en energía motriz o incluso energía eléctrica.

La subida de la TRE hacia el rango de 15 ó 20 a 1 fue permitiendo no sólo disponer de muchos más bienes y servicios por habitante, sino también su creciente volumen permitía la multiplicación exponencial de dicha oferta enorme de bienes y servicios a una población cada vez más numerosa.

Se trataba de lo que se dio en llamar el “capitalismo de masas”, un exitoso y atractivo concepto para las proles que siempre habían estado marginadas del acceso a los excesos. Entre otra de las grandes promesas que esta revolución de la alta disposición energética de alta Tasa de Rendimiento, figuró la llamada “revolución verde” que prometía (como así fue, durante un cierto tiempo) la multiplicación de las cosechas a base de introducir grandes insumos energéticos en la cadenas de producción alimentaria.

Las fronteras ampliadas de los costes energéticos de obtener energía. Una TRE extendida

En este punto, debo desarrollar algunas importantes discrepancias sobre el verdadero valor de la TRE en según qué condiciones de análisis de las energías de entrada que se necesitan para obtener energía.
En un foro de expertos mundiales sobre este tema, al desarrollar lo que veníamos tratando de forma habitual (la imagen del guepardo y del antílope, la conclusión, dado lo simple de sus energías de entrada y salida, es evidente y nadie lo cuestiona.

Pero sí algunos han cuestionado que una cosa es la TRE puramente metabólica de los animales y otra diferente la que considera ciclos complejos haciendo intervenir máquinas.

Algunos como Carlos de Castro, comentan que una cosa es la EROEI puramente extractiva (>20:1 en el pasado para el petróleo) y otra analizar la TRE de forma extendida, en relación con todos los insumos energéticos, directos e indirectos que implica poder extraer energía, que es la metodología que empleamos Charles Hall y yo en analizar la TRE de la energía fotovoltaica en España.

Reconociendo que esta metodología incluye factores de gasto energético necesario para poder extraer y usar energía en la sociedad, creen que si esta misma metodología se hubiese aplicado al petróleo, este nunca hubiese superado, insertando sus costes en la complejidad social, una TRE superior a la de 5:1. De Castro opina, seguramente con razón, que al principio las refinerías tiraban o despreciaban la mayoría de los productos petrolíferos derivados.
También varios expertos indican que una cosa es la TRE animal o metabólica y otra la de una sociedad que utiliza la energía exosomática, por lo que no se debería extrapolar la necesidad o la TRE metabólica con la de una sociedad compleja.

Esta visión de analizar los gastos energéticos exigidos por un sistema de generación de energía, con una visión más amplia que la habitual de analizar su generación teórica a lo largo de un ciclo de vida conocido y luego ver los gastos energéticos principalmente directos del sistema en sí, con alguna pequeña salvedad, que se suele denominar Balance of System (BoS) en ingles, por “costes adicionales o restantes del sistema, no es la primera vez que se intenta o se analiza o se investiga.

Charles Hall ya lo ha hecho en varias ocasiones para el petróleo, incluyendo los procesos de extracción, transporte y refino, por ejemplo, en e.g. in Guilford et al o en Hall, Balogh and Murphy. Más recientemente, en el documento titulado EROI of Global Energy Resources Preliminary Status and Trends (Lambert, J. Hall, C., Balogh, S. et al, 2012) un gráfico muestra la estimación de la llamada TRE exterior

Figura 7 niveles de TRE Ext

Figura 6. Diversos ámbitos de análisis de la TRE dle petróleo. La TRE estándar (EROIst), la TRE en el punto de uso (EROIpou) y la TRE ampliada o extendida (EROI ext). Lambert, J., Hall, C. Balogh, S.)

En la figura 6 indican que la única consideración del coste extractivo del petróleo se podría hacer con una TRE de 1,1:1; para la TRE del petróleo ya colocado en el punto de uso, se necesitaría una TRE mínima de 1,5:1 y para la TRE extendida sería mínimamente necesaria una TRE de 3,3:1

Muchos analistas consideran (el debate está vivo todavía) si con una TRE que considerase todos los gastos energéticos de la complejidad social necesaria para producción complejas de energía incluidos, una TRE de apenas 1,01 podría ser suficiente. Obviamente admiten que siempre que la energía somática del ser humano que la disfruta sea despreciable frente a la energía exosomática que usa. ´

A más baja TRE, mayores infraestructuras de captación energética requeridas

En este punto, tanto Carlos de Castro, profesor de la Universidad de Valladolid, como Antonio Turiel, investigador del CSIC y editor del blog sobre energía The Oil Crash, entienden perfectamente que esta aproximación nos lleva a que las infraestructuras necesarias para mover una sociedad con tan baja TRE se multiplican más rápidamente cuánto más rápidamente se acerca la TRE a la relación 1:1

Turiel comenta, con bastante acierto, que La TRE es un concepto estático, típico de la Termodinámica (donde los «estados» se caracterizan por variables intensivas y extensivas apropiadas pero que no cambian con el tiempo, y los procesos se definen como «sucesión casi-estática» para no tener que lidiar con el problema de la entropía de proceso, que depende de la velocidad de cambio, de la potencia). Como nuestro estado no es estacionario sino que está evolucionando, podemos tener fuentes con TRE «instantánea» (i.e., calculada a día de hoy) muy baja que son viables porque, simplemente, no están repagando las infraestructuras de las que dependen (no estamos reservando nada para la amortización de esas infraestructuras).

Eso no sólo las hace inviables en el largo plazo, sino que nos lleva a remontar más alto de lo que deberíamos para después caer desde el borde más elevado de un precipicio (básicamente, el efecto de Séneca, que menciona Ugo Bardi, profesor de la universidad de Florencia, para señalar que ya este filósofo romano había detectado que las caídas de los sistemas suelen ser más rápidas que los auges de las mismas). Sin incorporar la variable tiempo en los análisis nunca nos pondremos de acuerdo.

Opina Turiel que una TRE de 1+épsilon (1+) –lo que es lo mismo, un pequeño diferencial superior al 1:1 – podría proporcionar energía suficiente para mantener una sociedad muy estructurada con tal de que la energía total fuese muy, muy grande (basta que crezca como épsilon -1 (-1).

El problema de eso, reconoce Turiel, es que para montar los sistemas de producción se necesitaría no sólo energía sino también materiales, y cualquiera que haya estudiado los problemas que existen a veces con los materiales, como por ejemplo, Alicia Valero, profesora de la Universidad de Zaragoza, se dará cuenta que por ahí también hay un problema.
Pero la producción de materiales diversos, cada vez más agotados, requiere a su vez energía y de vuelta más materiales aún, retroalimentando el lazo. Por otro lado, los sistemas de más baja TRE son más complejos, requiriendo más energía y más materiales, no sólo en el montaje, sino en el mantenimiento.

Criticidad al borde del abismo energético

Juntándolo todo, seguramente uno puede acabar definiendo una ecuación diferencial según la cual en el entorno de TRE=1 un decremento infinitesimal dt en la TRE lleva aparejado, a través de las múltiples dependencias de todo el tinglado, un incremento de la energía total necesaria que va como dt  con =2 en el mejor de los casos. Básicamente, que a medida que el sistema se acerca al punto crítico, entra en una resonancia que vaticina el cambio de fase con un comportamiento fuertemente no lineal; algo así como forzar el paso hasta entrar en la frecuencia de resonancia mecánica de un puente y ver como la energía de ese forzamiento se amplifica hasta el infinito y el puente se hunde bajo los pies de los que marchan sobre él. Asumir que en las proximidades de un punto crítico todo se comporta linealmente o simplemente de manera acotada no sólo es contradictorio con nuestro conocimiento de los sistemas físicos sino una temeridad de las buenas, remacha Antonio Turiel.

De Castro refuerza este argumento, indicando que la cosa es fuertemente no lineal en los puntos críticos. Tenemos infraestructuras que hicieron los romanos, sí, pero nuestros hijos y quizá hasta nosotros mismos, vayamos a tener que pagar energéticamente no solo una transición a fuentes de malas TRE estáticas sino que dados los desastres causados, pagaremos en energía, por ejemplo, el desmantelamiento de las centrales nucleares y sus residuos (la TRE positiva de hoy que algunos asignan a las centrales nucleares, será mañana menor que uno). Pagamos ya el cambio climático (imaginemos lo que cuestan ahora energéticamente los desastres climáticos y luego pongamos una función f(et) (la energía en función del tiempo)para ver qué va a pasar las próximas décadas.

Veríamos lo que no nos podemos o queremos imaginar; las sorpresas según vayamos atravesando los puntos críticos (tiping points): pérdida de biodiversidad y sus desajustes, ruptura de los ciclos, además del problema del carbono, del nitrógeno, del fósforo… Quizás hasta plagas indeseadas o desconocidas. Las guerras por los recursos (¡qué paradoja, gastarse energía para quitársela a otro!).

Para Carlos de Castro, todo eso costaría energía para mantener una sociedad estructurada. Lo más probable es que muchas cosas simplemente terminarán siendo un lastre porque no las cuidaremos o podremos hacernos cargo de ellas (como por ejemplo, los residuos nucleares).

Según Carlos de Castro, si nuestro sistema actual tiene una TRE total de digamos 4 y la fotovoltaica la tiene de 2 (o menos, ya que este factor fue calculado de forma muy conservadora), la cosa ya es diferencial. Con una TRE de 4 respecto a una TRE de infinito, habría que montar un sistema energético tal que si la sociedad quiere una energía neta de 1, el sistema requerido tendría que absorber 1.33. Sin embargo, si la TRE es de 2, habría que aumentar el sistema de 1.33 a 2, lo que sería un salto cuantitativo en gasto energético muy grande (y al mismo tiempo, un desastre ecológico). Si se desea hacer la transición de un sistema a otro, ello supondría, además, que buena parte del crecimiento en el consumo energético no se iría a la sociedad, sino a alimentar la transición. De Castro indica que si, por ejemplo se desea que el 10% de la energía provenga de una fuente de TRE 2, se necesitaría que el sistema creciera para absorber 1.33 a 1.4 (un incremento del consumo energético del 5% que dejaría las cosas poco más o menos que al principio). Y esto se pretende hacer en un contexto en el que la TRE fósil desciende y la propia fuente para alimentar a la sociedad y la transición energética también desciende. ¡Y además pretendiendo crecer económicamente! Ese es el encaje de bolillos imposible sin un cambio radical en la forma de hacer la economía y organizar la propia sociedad.

Energía y economía, dos variables interrelacionadas y sin embargo, dispares

Por último respecto de la TRE, se hace cada vez más imprescindible disponer de tablas o matrices input-output para el petróleo, el gas o el carbón en algunos países (concretamente cómo afecta en cascada a la economía). Para la mayoría de los datos, sólo se dispone de datos económicos de los gastos energéticos asociados a un sistema y aunque existen métodos de extrapolación del coste económico al energético, pero muchas de las veces la propia imprecisión de la medida económica lleva a desviaciones importantes. De Castro y su grupo han hecho simulaciones con tablas I/O puramente energéticas para el petróleo, no para ver su relación o participación con el PIB o en las balanzas comerciales. En ellas hicieron ver a algunos economistas que subidas bruscas del precio del petróleo corrían como la pólvora dentro del sistema y lo hacían estallar.

Quizá lo que pueda estar sucediendo ante nuestros ojos mientras calculamos, pensamos o especulamos, es que la Tasa de Retorno Económico (y consecuentemente, la Tasa de Retorno Energético o TRE) puedan estar llegando a ser también demasiado baja para mantener el sistema económico (y al energético) al que estamos acostumbrados en los países desarrollados. Así lo comenta Gail Tverberg (Gail the Actuary) en su artículo en The Oil Drum, titulado Energy Products: Return on Investment Is Already Too Low. Gail siempre ha postulado que los modernos sistemas renovables, no son otra cosa y que sus TREs no deberían estudiarse más que como aditivos (add-ons) o prolongadores (fossil-fuel extenders) del sistema energético principal de nuestra sociedad, que es el de origen fósil y que no podrán hacerse cargo del reemplazo en tiempo y volumen del aporte fósil actual.

Mike Haywood, un ingeniero químico y antiguo directivo de BP y ahora miembro de ASPO en el Reino Unido, es muy crítico con el sistema financiero y también lo relaciona con una raíz de problema energético. Se acerca a la simplicidad de las antiguas religiones, al proponer la abolición del concepto de deuda basada en el sistema de reserva fraccional bancaria. Comenta en sus múltiples conferencias la terrible simplicidad del crédito con interés y su sorpresa porque no se explique en las escuelas, aunque el dinero, como el agua o los alimentos, resulta esencial en nuestro modo de vida occidental. Asegura que el tipo de dinero existente en la actualidad es básicamente simple y pura deuda. El cargo de interés implica la necesidad de crecimiento. Observa Haywood que la deuda global tendrá que duplicarse hasta más de 200 billones de dólares para mantener el crecimiento económico de aquí al 2020. Deuda que se arroja sobre el futuro, que abrumará a las generaciones venideras que tendrán que pagar por los excesos de las generaciones actuales. Es un esquema de estafa piramidal masivo. Cree que podría fallar la próxima semana o en los próximos diez años, pero que sin duda llegará un momento en que caerá. Históricamente, este tipo de fallos globales del sistema provocan revueltas civiles masivas que terminan en guerra. Lamentablemente cree que dado que el sistema financiero es el pilar de la economía occidental, todos aquellos que tienen intereses ocultos, continuarán favoreciendo el statu quo y ofrecerán soluciones tecnológicas.
Nate Hagens, hoy miembro de ASPO USA y antiguo vicepresidente de Salomon Brothers , opina sobre la llegada a este límite energético y financiero global que “no tenemos una escasez de recursos, sino una sobreabundancia de expectativas” (there is no a shortage of resources, but a ‘longage’ of expectations). Haywood opina en este sentido que la clase política seguirá haciendo promesas para mantener a la vista de la población esta promisoria zanahoria de la sobreabundancia de expectativas, hasta que el sistema reviente.

En cualquier caso y estando este debate abierto con estos grados de incertidumbre sobre la necesidad de estudiar esto de forma dinámica y en relación con la envolvente economía financiera, creo que establecer una barrera diferencial o una separación absoluta entre las necesidades mínimas metabólicas del ser humano (que hemos visto estarían en torno a un mínimo de 3 a 1 para vivir como animales o a 5 a 1 para vivir en una civilización mínima o incipiente) y las necesidades que tiene en una sociedad avanzada con gran uso de energía exosomática, es erróneo. Si el hombre analiza al hombre y a su comportamiento metabólico y termodinámico, ya está fijando una visión antropocéntrica del asunto. Que viva como mono desnudo o como el homo tecnologicus, con una enormidad de energía exosomática (unas 100 veces superior a la metabólica) que se ha dado a sí mismo para vivir en ese tipo de sociedad, no deja de ser un continuo de las necesidades del mismo ser humano para hacer lo que ha venido a hacer en este planeta: vivir.

En definitiva, sería para pensar si la TRE es función que obviamente varía con el tiempo, según se tome la referencia de este, si en vez de pensar en unos años cercanos al cenit de la producción mundial de petróleo, pensáramos en un lapso muy superior, digamos de los 5.000 años aproximados de civilización o los 2 millones de años que llevamos viviendo como homínidos, en realidad, podríamos considerar como cercanía al punto crítico los 150 últimos años de utilización de los combustibles fósiles, como una anomalía donde los comportamientos empiezan a no ser lineales, desde las primeras paladas de carbón y conducen al desastre. Quizá nuestra marcha gloriosa hacia el desarrollo no haya sido otra cosa que el desfilar marcando el paso por el puente de la historia en perfecta resonancia mecánica con el mismo y sólo ahora nos estemos dando cuenta de que los tirantes empiezan a dar latigazos.

Antiguas y altas TRE para las élites, pero no para la mayoría

Es evidente que en tiempos remotos, más cercanos a una vida cercana al nivel de exigencia energética mínima o metabólica, algunas élites, siempre muy minoritarias, gozaron de unos niveles de acceso a bienes y servicios realmente ostentosos y elevadísimos. Grandes emperadores, faraones o reyes se podían apropiar de enormes cantidades de recursos, entre ellos, recursos energéticos (miles de esclavos, miles de animales de tiro, etc.), que acumulados en un porcentaje importante sobre la cabeza visible, podían elevar su estatus (rango) a niveles de TRE que incluso hoy podríamos considerar muy elevados, pero era una cúspide muy minoritaria en número y a base de dominar y subyugar a miles de seres humanos; en definitiva, de vampirizar a sus ciudadanos hasta la extenuación.

A veces pongo de ejemplo el del hombre moderno y lo enfrento a los notables de épocas pasadas. El español en promedio, posee maquinaria para usos muy diversos, con una potencia de unos 49 caballos por persona. Eso serían prácticamente 200 caballos de potencia a disposición de una familia de 4 personas. En una boda convencional, pueden asistir 100 personas, dejando acumulados en el estacionamiento del lugar de la celebración unos 3.000 caballos de potencia, además de los que se dejan en las maquinarias de que disponen en casa, en el trabajo y de uso social conjunto. Seguramente ni en la boda imperial de Cleopatra y Julio César llegó a haber esa acumulación de potencia en el desfile imperial.

Figura 8 boda imperial y boda moderna

Figura 7. Boda imperial y fuerza de trabajo acumulada y estacionamiento de boda actual de ciudadanos occidentales corrientes.

En estos últimos 150 años la civilización dominante, la industrial capitalista, cuya cabeza rectora ha dirigido e impulsado el cambio posterior a sociedad tecnológica, potenciada por intensificación de la actividad financiera, no ha dejado de crecer.

¿De qué podríamos prescindir? ¿De qué tendremos que hacerlo? ¿En qué orden deseable?

En los próximos capítulos trataré de listar oficios, actividades, trabajos, esfuerzos y transformaciones, con el objeto de intentar escrutar en cada una de ellas, las que son prescindibles y las que no lo son. Es evidente que el contexto y el volumen de lo prescindible variaría en función del tiempo y también en función de la cantidad de energía y materia disponible para poder realizar determinadas funciones.

Para ello, nos basaremos en los supuestos del capítulo 1: tendríamos o deberíamos llegar a un nivel de consumo de un máximo de 1.500 vatios de potencia promedio equivalente por personas, objetivo para disponer de un planeta mínimamente sostenible. El nivel de descenso desde el nivel de consumo actual, debería ser del orden del 4 al 8% anual, año tras año, desde el actual (en España, por ejemplo, situado ahora en los 4.000 vatios de potencia equivalente per capita, suponiendo que hay conciencia colectiva de hacerlo de forma ordenada y pacífica, incluso sabiendo que este propósito es muy utópico. Porque no deseo hacer el supuesto de cómo se podría intentar seguir manteniendo el nivel actual (o aumentándolo) a base de privar a otros seres humanos, sea en España o en cualquier parte del mundo, de su dieta mínima para vivir con dignidad. O a base de eliminarlos.

En la figura 1 de este capítulo, hay tres grupos de actividades humanas que aparecen en la cúspide de la pirámide de las “necesidades energéticas”: las artes, la sanidad y la educación según lo entendieron Charles Hall y Lambert, que exigen una TRE muy alta para poder darse. En el siguiente capítulo empezaremos a tratar éstas actividades humanas e iremos desarrollando, espero que con la ayuda de los lectores, lo prescindible o imprescindible de ellas en época de crisis; qué se debería priorizar, si es que hubiese que priorizar algo.

Será éste un debate no exento de polémica; siempre he observado que casi todos sujetos interpelados (con alguna honrosa excepción) tienden a pensar que su actividad humana o laboral concreta tiene siempre una profunda utilidad, pero que la mayoría de las funciones o trabajos ajenos sobran. De ahí mi interés en escuchar opiniones en el foro sobre cada uno y lo que piensa de su propia actividad humana y de la de los demás.


El cenit de la demanda (Peak Demand) o la zorra y las uvas

Es voz común que a más del mediodía
en ayunas la zorra iba cazando.
Halla una parra, quedase mirando
de la alta vid el fruto que pendía.
Causábale mil ansias y congojas
no alcanzar a las uvas con la garra,
al mostrar a sus dientes la alta parra
negros racimos entre verdes hojas.
Miró, saltó y anduvo en probaduras;
pero vio el imposible ya de fijo.
Entonces fue cuando la zorra dijo:
«¡No las quiero comer! ¡No están maduras!»
No por eso te muestres impaciente
si se te frustra, Fabio, algún intento;
aplica bien el cuento
y di: ¡No están maduras!, frescamente.

Fábula de la zorra y las uvas de Esopo, en versión de Samaniego

La visión del consumo de la energía en España nos trae a la memoria una fábula tan antigua como la de la zorra y las uvas de Esopo (600 a.C.), una de esas fábulas que luego fueron glosadas de diferentes formas por Demetrio de Falero, Fedro, Babrio, Jean de La Fontaine y hasta nuestro clásico Samaniego.

En efecto, si vemos la evolución de los consumos de energía desde 1970 hasta la fecha observamos lo siguiente:
Figura 1 Evolución consumo de enerrgías en España
Figura 1. Evolución del consumo de los distintos tipos de energía en España en Mtpe desde 1970 hasta 2012. Fuente. BP Statistical Review of World Energy. 2013 con datos de 2012

Hacia mediados de la década anterior, hay un cambio de tendencia respecto de la observada en las tres décadas anteriores. Si nos hubiésemos retrotraído hasta el siglo de las luces, la tendencia hubiese seguido la misma ascendente, salvo algún cataclismo como el de la guerra civil, suficientemente bien documentado..

En el gráfico se puede apreciar que el petróleo era y sigue siendo el combustible dominante por excelencia y el que ha sufrido un considerable revés en el consumo de más de un 20%.

Sin entrar en las complejidades que implica que el combustible que mueve el 95% de todo el transporte haya caído de esta forma en España, también se aprecia que el gas consumido ha caído un 19% desde 2008, un año más tarde que el petróleo llegase a tocar techo. El consumo de carbón cayó un 12%.

La energía nuclear no sufre cambios desde esa región de fechas y encrucijada de entre 2005 y 2008, porque no ha habido novedades en nuevas centrales que hayan entrado en producción.

La hidroeléctrica tampoco ha tenido grandes alteraciones, aunque su variabilidad es mayor, pero no tanto por nuevos embalses construidos, como por los años hidrológicos y la cantidad de lluvia que cae en las cuencas.

Solamente la energía eólica y la solar cuyas estadísticas parecían haber seguido su línea ascendente, pero dicha línea, que venía con la inercia de los subsidios ofrecidos por el gobierno a través de las tarifas primadas, también perdió fuelle y quedó virtualmente estancada o con incrementos residuales de base instalada en nuevas instalaciones solares entre 2009 y 2010 y en nuevas instalaciones eólicas también por esas fechas.

Con la evolución de la demanda de energía eléctrica sucede algo similar:
Figura 2 Demanda de energía eléctrica en España
Figura 2. Evolución de la demanda eléctrica en España 1998-2012. Fuente Informes anuales de Red Eléctrica de España (www.ree.es)
Y si vamos ya al consumo total de energía primaria, el gráfico vuelve a tener unas características similares:
Figura 3 Consumo total de energía primaria en España
Figura 3. Evolución del consumo total de energía primaria en España (1970-2012) en Mtpe. Fuente BP. Statistical Review of World Energy. 2013 con datos de 2012

Los sucesivos gobiernos ya admiten abiertamente que la crisis económica y financiera golpea al país desde 2007 ó 2008 y se culpan unos a otros de la misma y además prometen que si les votan a ellos sacarán al país de la crisis y volverán a la “senda del crecimiento” en lo que se persigna un cura loco, como decían en mi pueblo. Ora pro nobis, cabría decir aquí, pues esto de la “senda del crecimiento” es una letanía o jaculatoria, que practican con harta frecuencia nuestras clases políticas y empresariales. Seguramente inconscientes de que jaculatoria viene del latín iaculatorĭus, algo relativo al lanzamiento –o relanzamiento- y además algo breve y fervoroso; seguramente muy cercano a eyacular viene del latín eiaculāri, lanzar con rapidez.

Es decir, prometen volver a la parte izquierda de las curvas de los gráficos: seguir creciendo.

Sin embargo, ello no obsta que desde 2007 ó 2008 y especialmente desde que el parón del crecimiento en el aumento del consumo de energía ha sido evidente y se ha podido constatar con series de varios años por el espejo retrovisor, no tengamos otro ejército, que curiosa y paradójicamente suele salir de las mismas filas de los gobiernos que prometen volver a llevarnos a la senda eiaculāri/iaculatorĭus, sale a decir y a asegurar al personal que el frenazo en el consumo de energía, especialmente petróleo, como elemento energético clave, pero también electricidad, gas o carbón, caen, no por falta de oferta, sino porque se ha dado una “falta de demanda”; es decir, una bonita forma de decir que el personal es que anda inapetente, no que tenga ganas o hambre.

Figura 4 energía primaria y la zorra

Son formas de ver y priorizar si se trata de que es el huevo de la crisis económica y financiera el que hace que no se consuma o si es la gallina de la crisis energética la que ha frenado el crecimiento económico.

Saquemos al ágora la fabulosa fábula de Esopo de la zorra y las uvas, y recordemos una vez más, dos mil seiscientos años después, la moraleja de la historia que es que a menudo los seres humanos fingimos despreciar aquello que secretamente anhelamos y que sabemos inalcanzable. Los economicistas del “Peak Demand” serían así como la zorra que dice con desprecio: ¡no es que no haya suficiente energía, es que no necesito más de la que tengo!

¡Que zorros!

Figura 6 la zorra cínica


Diez años después

4/10/13: Editado el texto por haber olvidado de manera imperdonable algunos hechos y personas… 😉

Hoy hace diez años de la aparición en Internet de la página web www.crisisenergetica.org (actualmente el dominio está desactivado a la espera de encontrar un lugar para su archivo, mientras tanto seguimos aquí, en lacrisisenergetica.wordpress.com). Crisis Energética fue también el germen de la Asociación para el Estudio de los Recursos Energéticos (AEREN), que años más tarde pasó a ser AEREN – ASPO Spain, cuando nos convertimos oficialmente en el capítulo español de la Association for the Study of Peak Oil. Lo que sigue es un relato personal de lo acontecido estos diez años, y una reflexión sobre la importancia del cenit del petróleo (peak oil) y otras cuestiones relacionadas con el activismo medioambiental e Internet como canal de comunicación y participación.

Faltaba poco para el cambio de milenio cuando empecé a interesarme en los asuntos relacionados con la energía. Careciendo de formación reglada (abandoné los estudios de filosofía en el primer curso) siempre he dejado que mi curiosidad guiase mis lecturas y mis intereses intelectuales. No recuerdo bien qué estaba buscando cuando me topé con la cuestión energética. Quizás fue buscando información sobre las teorías de la singularidad (la explosión del conocimiento científico que nos haría irreconocibles como humanos en apenas una generación), cuando la serendipia me envió a dieoff.org, un sitio web mantenido por Jay Hanson en el que se recogían todo tipo de referencias sobre el sombrío destino de la humanidad (die off significa “extinción” en inglés). Para explicarlo de manera breve, dieoff.org es una descarnada enciclopedia del neomaltusianismo más feroz, una exposición contundente de los motivos por los cuales la humanidad va camino de crear las condiciones ambientales necesarias (cambio climático y agotamiento de los recursos naturales, especialmente los energéticos) para deshacer  de manera abrupta el camino recorrido desde la industrialización. Recuerdo perfectamente estar leyendo dieoff.org en mi portátil durante unas vacaciones de Semana Santa en el pueblo cuando hubo un apagón. ¡Sin duda añadió dramatismo a la lectura!

En esa época me ganaba la vida con las nuevas tecnologías de la información. Era redactor en revistas del sector informático, me dedicaba a la docencia de las TIC, hacía crítica de videojuegos, estaba a la última de las novedades tecnológicas, y mis lecturas incluían estudios sobre Inteligencia Artificial (Hans Moravec), el mundo digital (Negroponte), el problema mente-cuerpo (Hofstader), además de no me perderme un número de la revista Wired. Por tanto, y en teoría, me encontraba en las antípodas del perfil que se suponía interesado por las catástrofes ecológicas y los problemas de los recursos. Sin embargo, vi muy claro desde el principio que sin energía abundante nada del futuro hacia el que había puesto rumbo se iba a hacer realidad.

De las lecturas de dieoff.org destacaba un artículo publicado en 1998 en Scientific American por los geólogos retirados Campbell y Laherrère, titulado “The End of Cheap Oil”, en el que se explicaba cómo los datos sobre reservas petrolíferas tenían un carácter eminentemente político y económico (se exageraban a voluntad para mejorar las perspectivas de los países que las poseían) y cómo la extracción de petróleo a nivel mundial estaba condenada a llegar a un punto máximo para luego disminuir de manera inexorable. La lógica es impecable, si todos los pozos de petróleo ven su producción crecer al principio y llegar a un máximo para después declinar, ¿por qué iba a comportarse de manera diferente el agregado de todos los pozos de petróleo del mundo, presentes y futuros? Se puede discutir el momento y las consecuencias, pero el cenit del petróleo es indiscutible, es un fenómeno que depende de la física en primer lugar.

Mis lecturas cambiaron radicalmente, y empecé a devorar artículos y libros sobre los recursos energéticos, la revolución industrial, la agricultura, y en general cualquier cosa que tuviera que ver con esa historia tan poco escrita de la humanidad, que es la historia de su intimísima relación con los recursos naturales. Todo lo que leía estaba en inglés, hasta que me encontré un día con un documento en español titulado “Un cuento de terrorismo energético”, escrito por un tal Pedro Prieto, colgado de la web del Club de Amigos de la UNESCO. No paré hasta conseguir la dirección de correo electrónico de Pedro y ponerme en contacto con él. Intercambiamos unos cuantos correos electrónicos y nuestros respectivos “cromos” en forma de artículos e informes. Fue el sencillo inicio de una amistad duradera y una aventura en la que, no se puede decir de otra manera, nos lo hemos pasado fantásticamente.

Por esas mismas épocas hice otro contacto fundamental. Había leído en el diario La Vanguardia un artículo acerca del petróleo de Mariano Marzo, profesor de estratigrafía y catedrático de recursos energéticos en la Universidad de Barcelona. Pensé que necesitaba a alguien cercano (yo soy de Barcelona) y con la suficiente autoridad para ver si todo este asunto de los problemas de la energía tenía fundamento, y sobre todo, si la situación era tal mala como la pintaban la mayoría de mis lecturas. Aprovechando mi condición de pseudoperiodista, conseguí que el profesor Marzo me recibiese en su despacho. Básicamente le pregunté si había algo de cierto en todo este asunto, y que si valía la pena investigarlo. Mariano me dijo que las preocupaciones eran reales, que teníamos un problema con el petróleo y con los recursos energéticos, pero también me hizo una advertencia, “es muy difícil hacer ciencia con el cenit del petróleo”. El profesor no se refería a la física de la exploración, extracción o refinado de los hidrocarburos líquidos, sino a la cuestión que parecía centrar la atención de todos los interesados en el asunto: la predicción del año en que se llegaría al pico del petróleo, al peak oil, al cenit del petróleo.  Tal y como Campbell y Laherrère habían establecido en su artículo de 1998, los intereses políticos y económicos alrededor de la extracción de petróleo eran fenomenales y los datos de reservas, muy poco fiables. Al mismo tiempo, la tecnología y la economía eran dos factores más que impedían hacer un pronóstico certero sobre la fecha del cenit.

Visto en retrospectiva, el comentario de Mariano Marzo se reveló como extraordinariamente certero, dado que gran parte del movimiento a nivel mundial dedicado a difundir la problemática del cenit del petróleo, en mi opinión, perdió mucho tiempo y energías en tratar de predecir lo que por naturaleza es caótico: la interacción entre lo que está bajo el suelo, la geología del petróleo, y lo que está encima de este, la economía, la tecnología y la política. Pero claro, en este mundo con una capacidad de atención tan fragmentada y que funciona a golpe de titular, es muy difícil evitar la hipérbole si quieres llamar la atención y hacerlo rápido, y pronto la discusión se convirtió en una carrera hacia el pronóstico más impactante.

En mayo de 2003 se iba a celebrar en París la segunda reunión anual de ASPO, y decidí que iba asistir como miembro de la prensa.  Se lo comuniqué a Pedro Prieto y le invité a acompañarme. Y así fue como empezó nuestra singladura juntos. Conocí en persona a Pedro en el Institute Français du Petrole a las afueras de París (de hecho, no fue la única persona que conocí ese día cuya amistad aún conservo) donde juntos asistimos a unas conferencias extraordinariamente interesantes, y en las que pudimos comprobar el creciente interés por el tema. A la vuelta de las conferencias, le propuse a Pedro hacer algo para divulgar la cuestión. Pedro Prieto era en ese momento un ingeniero de telecomunicaciones prejubilado con una gran experiencia en el despliegue de redes eléctricas fotovoltaicas para las telecomunicaciones, así que los conocimientos técnicos que a mí me faltaban estaban cubiertos por su parte. Yo, sin títulos, solo con mi curiosidad y mi inglés, me conformaba con hacer el papel de divulgador y comunicador honesto (o al menos intentarlo). Así que finalmente creamos www.crisisenergetica.org y el 3 de octubre de 2003 veía la luz una humilde y sencilla página web con la que pretendíamos dar a conocer el fenómeno del cenit del petróleo y sus consecuencias, pero sin detenernos ahí. Hablábamos de energía nuclear, del carbón, del gas natural, también de la agricultura, y por supuesto de los sistemas sociales que habían surgido al calor de la era fósil y nuclear, y si iban a sobrevivir a la transición.

La transición era, sin duda, y aun así lo creo hoy, hacia un modelo de energía solar renovable (¡no hay que olvidar que gas, petróleo y carbón son formas de energía solar no renovable!). Lo que nos diferenciaba del tradicional discurso sobre las energías alternativas era que pensábamos que una sociedad solar se parecería muy poco a una sociedad fósil (en el imaginario popular, la vida de hiperconsumo seguiría, pero al estilo de los anuncios “verdes” de televisión: coches eléctricos futuristas transitando por una carretera desierta frente a un verdísimo horizonte y con unos cuantos aerogeneradores detrás). Nosotros también poníamos límites a la transición. Eso nos granjeó no pocos problemas en los debates presenciales y telemáticos, en especial con organizaciones como Greenpeace o aquí en Catalunya, con activistas defensores de un despliegue decidido por las renovables (que por cierto, nosotros también apoyamos, solo que no creemos que sea tan fácil como lo pintan). Quiero creer que a pesar de las diferencias, “estamos en el mismo barco”, y que nuestras pegas al despegue renovable no son de fondo, sino simplemente producto de la precaución, y con el objetivo de que esa futura sociedad solar no siga siendo esclava del productivismo y del crecimiento desbocado.

Tampoco coincidíamos en nada con los defensores de la energía nuclear, y para ello contamos con la inestimable ayuda de la tercera pata del proyecto, otro ingeniero de telecomunicaciones con el que contactamos gracias a Mariano Marzo. Marcel Coderch, doctor en ingeniería eléctrica en el MIT también había contactado por su cuenta con el profesor Marzo, y este le sugirió que debía conocernos a Pedro y a mí. Corría el año 2005, y casi de manera rutinaria surgió la idea de crear una asociación, y así tener una identidad fiscal y social desde la cual organizar nuestras actividades. Con Mariano Marzo como socio de honor, Pedro Prieto como vicepresidente, Marcel Coderch como secretario y yo mismo como presidente, en 2005 nació la Asociación para el Estudio de los Recursos Energéticos (AEREN).

No ha sido una asociación típica. Para empezar, solo tuvimos una asamblea general de socios, aprovechando unas jornadas que organizamos en el pueblo de l’Alt Penedès donde yo vivía en ese momento. Como presidente, he sido el responsable de que, desde el punto de vista formal, como asociación, haya sido un completo fracaso. Me he saltado los estatutos, al menos en lo tocante a las asambleas, por completo, y tampoco se puede decir que hayamos el hecho el proselitismo hacia los socios que se espera de una asociación. Al menos, en lo que respecta a la divulgación del fenómeno del cenit del petróleo, podemos decir que hemos contribuido de manera muy significativa a que los internautas de habla hispana hayan podido encontrar información y un lugar para comunicarse.

En el año 2006, y tras haber asistido a las conferencias anuales de ASPO en Berlín (2004), Lisboa (2005) y Pisa (2006), aceptamos la invitación de ASPO para representar a esta asociación en España. Para nosotros, la gracia de ASPO era que como red mundial era un conglomerado variopinto de personas, la mayoría relacionadas con la academia, el mundo de la energía y la economía, pero que habían puesto por encima de sus opiniones un sencillo mandato de tres puntos:

  1. Evaluar la dotación mundial y definición de petróleo y gas;
  2. Estudiar el agotamiento, teniendo en cuenta la economía, la demanda, la tecnología y la política;
  3. Elevar la conciencia de las graves consecuencias del declive del petróleo y el gas para la Humanidad.

Algunos eran firmes defensores de la energía nuclear (ASPO Francia), otros se oponían con fiereza (ASPO Alemania), otros asomaban la cabeza tímidamente desde el mundo académico (ASPO China). Algunos outsiders de excepción, como el banquero de inversiones energéticas estadounidense Matt Simmons o el geólogo iraní Ali Sam Bakhtiari eran auténticas estrellas de las conferencias (lamentablemente ninguno de los dos se encuentra hoy entre nosotros). Claro que esa expectación quedaba reducida a los enterados, el cenit del petróleo no era ni mucho menos un tema habitual de las cabeceras de los medios de comunicación. Los artículos de Mariano Marzo en La Vanguardia eran los únicos que hablaban de los límites técnicos, ambientales y económicos de los recursos energéticos fósiles, de hecho el primer monográfico publicado sobre el tema lo editó el mismo grupo editorial, con un “La Vanguardia Dossier” titulado «¿Un mundo sin petróleo?«.

En otros medios, nuestra insistencia y la complicidad de algún periodista nos abrieron puertas al gran público. En la radio, el periodista radiofónico Josep Cabayol nos ofreció la oportunidad de acudir semanalmente a su programa para discutir la actualidad de la energía (y también de la geopolítica energética). Jesús Maraña, director de la revista Tiempo, me ofreció la oportunidad de escribir al respecto (también conseguí colar el tema en revistas tan variopintas como MAN, sí, la de las mujeres ligeras de ropa a toda página, o CNR). Respecto al interés del público general sobre estos temas, tanto los atentados en EE.UU. de septiembre de 2001 como la posterior guerra de Irak en 2003 fueron de gran ayuda: un importante recordatorio de que el petróleo sigue mandando en la política exterior de las grandes potencias, algo que los grupos insurgentes y otros combatientes siguen teniendo muy presente. Desestabiliza el petróleo y desestabilizarás el mundo.

Por lo que respecta a las administraciones, tuvimos la suerte de poder colaborar con el Instituto Catalán de la Energía (ICAEN) durante un tiempo (y si no duró más no fue por su culpa), en el que escribíamos para ellos informes mensuales sobre petróleo y otros temas energéticos. El ICAEN además se convirtió en nuestro principal soporte económico a la hora de organizar la conferencia anual de ASPO en Barcelona en octubre de 2008. Fue una conferencia de la que guardo un recuerdo agridulce. En pleno shock económico recesivo (el petróleo se disparó hasta los 148$ ese mismo año), el número de asistentes se redujo significativamente (220 personas) respecto a las conferencias anteriores en Irlanda el pasado año (de hecho ese año, con 350 asistentes, fue el cenit de público, de momento, a las conferencias de ASPO). Eso hizo que tuviésemos que ajustar al máximo el presupuesto. Pero por otro lado, y dado que no contábamos con patrocinios de la industria, nuestras conferencias fueron sin duda las más académicas y por tanto las más libres de compromiso a las que yo haya asistido. El éxito organizativo, más allá de una asistencia un tanto pobre, fue total, todo funcionó a la perfección, e incluso nos permitimos homenajear a Campbell y Laherrère al cumplirse ese año 10 años de la publicación de “El Fin del Petróleo Barato” en Scientific American, regalándoles sendas campanillas de bronce, que servían tanto de herramienta de “early warning” simbólico como de recordatorio de la forma de campana de la curva original de Hubbert (el geólogo estadounidense que dijo en voz alta lo que todos los geólogos saben, que la producción de petróleo no puede aumentar exponencialmente para siempre). En gran parte ese éxito se lo debemos a los voluntarios que nos ayudaron, y a otros patrocinadores como la Agencia de Energía de Barcelona, ISTAS, o el European Climate Forum. Años más tarde se celebró en Barbastro un congreso de temática similar organizado por la UNED que no tuvo nada que envidiar a nuestras conferencias, ni tampoco a las organizadas en el extranjero (de hecho contó con una nutrida representación internacional). La celebración de eventos como estos, además de provocarme una sana envidia, me alegra enormemente y me hacen sentir acompañado y reivindicado. Otros destacados académicos con los que hemos trabajado son los integrantes del Grupo de Energía y Dinámica de Sistemas de la Universidad de Valladolid: Carlos de Castro, Margarita Mediavilla, Oscar Carpintero y el resto de integrantes del equipo. Su grupo ha organizado jornadas y ha desarrollado su trabajo teniendo en cuenta variables como la Tasa de Retorno Energético y el cenit de los combustibles fósiles. Tampoco puedo olvidarme de otro académico “de letras” pero que comprende como nadie el problema de la sostenibilidad, y cuyos libros son una delicia por su erudición y sus ricas listas de referencias: Jorge Riechman.

Otro episodio de contacto con administraciones y políticos fue un breve y abortado intento de reunirnos por parte de Javier García Breva, en ese momento (2004) flamante y recién nombrado director del Instituto para la Diversificación y el Ahorro de Energía bajo el primer gobierno Zapatero.  Al poco de recibir la llamada del instituto para concretar un encuentro, García Breva fue cesado. No puedo asegurar el porqué, pero podría aventurarse que García Breva tenía un perfil poco convencional respecto a los intereses del lobby energético español, dominado por empresas nucleares y fósiles. Políticos como el socialista vasco Ramón Jáuregui, que escribió un artículo en prensa que parecía inspirado por nosotros, propició un encuentro en el Congreso de los diputados en Madrid, al que asistió Pedro. Jáuregui recibió a Pedro y después lo remitió a una reunión con la responsable de la Comisión de Economía. Aún nos reímos cuando recordamos que esta persona, lo primero que preguntó fue “que qué buscábamos en realidad”, sin duda, reflejo de esa España de amiguismos y pequeñas corruptelas. Así debían ver a una asociación sin ánimo de lucro como la nuestra, como unos pedigüeños más. Lo cierto es que el poco dinero que hemos recibido de las administraciones se utilizó en las conferencias de Barcelona, y el resto fue como pago de la prestación de servicios por los informes al ICAEN. Otra parte importantísima de nuestros ingresos ha venido de los socios y sus cuotas, y cuando lo hemos necesitado, de alguna donación extraordinaria (en todos los sentidos) de benefactores anónimos.

Me gustaría destacar también a algunas personas con las que he tenido relación durante todos estos años, y a las que he conocido única y exclusivamente por mi dedicación al tema. Es decir, que si no hubiésemos montado Crisis Energética y AEREN, no nos hubiésemos conocido, ¡y eso hubiese sido una verdadera pena! Juan Jesús Bermúdez “Juanje”, por esa época responsable de medio ambiente en CC.OO. Canarias es uno de ellos. Juanje reconoció enseguida las posibles consecuencias negativas de una crisis energética para un territorio tan dependiente del exterior como Canarias, y se dedicó con un empeño encomiable a hacer proselitismo del tema en el sindicato, tanto a nivel regional como nacional. Juanje se unió a nuestro grupo en diversas ocasiones a la hora de viajar al extranjero para asistir a los encuentros de ASPO (incluido un episodio de trekking por las Montañas Rocosas tras las conferencias de ASPO 2009 en Denver, Colorado), y juntos compartimos momentos extraordinarios en conferencias y viajes. Aunque Juanje ya no está en el sindicato y ha vuelto a su ocupación profesional anterior, dejó un libro escrito (Canarias frente a la crisis energética) que es un excelente manual de la crisis energética desde un punto de vista insular. A destacar también que desde el mismo sindicato, pero en Barcelona, José Manuel Jurado ha llevado a cabo una incesante labor para poner la discusión energética en el importante lugar que se merece. En el campo político no puedo dejar de mencionar a la asociación gallega Vespera de nada y a Manuel Casal Lodeiro, que con su insistencia y entusiasmo ha conseguido que al menos gran parte de los políticos de izquierda (de la de verdad) en Galicia hayan puesto el cenit del petróleo en sus programas electorales. Tampoco puedo olvidar (de hecho, casi lo hago), a Fernando Ballenilla, un profesor universitario y de secundaria que realizado una importante labor de divulgación en torno a la relación  entre energía y agricultura, y del que hemos aprendido mucho, tanto de contenidos como de cómo transmitirlos.

Otra de las personas que conocí durante este periodo fue a Enric Duran. Cuando me involucré en los movimientos sociales catalanes fue la primera persona que se interesó por el tema y nos ofreció ayuda a través del espacio Infoespai, en el barrio barcelonés de Gracia, allí tuvimos un local para reunirnos, organizar charlas, etc. Junto a Enric y otros activistas creamos el Observatorio de la Crisis Energética y las Alternativas de Sociedad (OCEAS), trabajando con gente de Barnamil, Repsol Mata, Can Masdeu, y otros ( y con un recuerdo especialmente cariñoso para Joaquim Coromines, Juan Martínez, Aglaia Gómez, Laia Capdevila, Ferran Claudin, Joan Garcia, Miguel Muñiz, Sergi Saladié, Mònica Vargas y otros muchos más). OCEAS organizó unas jornadas en 2007 que dieron origen a una publicación realizada por el Consell Assesor per al Desenvolupament Sostenible (CADS): «Cambio climático y crisis energètica: soluciones comunes«.

Enric se hizo conocido años después por haber protagonizado una iniciativa de financiación de los movimientos sociales un tanto peculiar. Como un Robin Hood moderno, Enric le quitó dinero a los bancos aprovechándose de sus propias ofertas de crédito bancario indiscriminado para ponerlo al servicio de iniciativas sociales. De hecho, Enric, mucho antes de que se hiciese público lo que había hecho, nos ofreció a AEREN financiación proveniente de esos fondos. En ese momento rechacé su oferta, pues pensé que si explicaba a la junta directiva el origen de los fondos quizás no lo habrían aceptado, y por otra parte no podía aceptarlo y al mismo tiempo esconder el origen del dinero. Años más tarde visité a Enric como preventivo en la prisión de Can Brians, hoy en día está en paradero desconocido tras no haberse presentado a su juicio, alegando indefensión. De alguna manera, por remota que pueda ser, me siento íntimamente relacionado con la trayectoria vital de Enric. Aunque suene a prepotente, Crisis Energética, AEREN y su discurso, ha cambiado muchas vidas, y en parte, la de Enric ha sido una de ellas. El segundo capítulo de su libro “Liquidar la banca” se titula precisamente “crisisenergetica.org”.

Internet fue desde el principio nuestro campo de batalla, para ello, el foro de Crisis Energética era una de nuestras principales herramientas. Yo venía de un mundo, el de la revolución digital de Internet (aunque evidentemente no era de los que la veían como una vía rápida para enriquecerse) que veía en la red una enorme esperanza, la de convertirse en una maravillosa herramienta para cambiar el mundo. Aún lo sigo pensando, pero por el camino he dejado algo de mi inocencia original. Y es que Internet es una herramienta, y como tal, sus resultados dependen también de la disciplina y los límites que se autoimpongan sus usuarios. En este sentido, los foros de Crisis Energética tenían un nivel bastante bueno, no solamente por sus contenidos, sino también por las formas. Cuando todos están de acuerdo, es fácil mantener las formas, pero a medida que las discusiones avanzan y las posiciones se enconan, es muy difícil evitar caer en los pecados típicos de la discusión internáutica (casi todos se pueden encontrar en los catálogos de las falacias argumentativas), o aún peor, caer en los ataques personales (la peor forma de falacia). Aunque el nivel del foro se mantuvo de manera bastante digna hasta su final, me vi forzado a expulsar a varios usuarios cuyo comportamiento dejaba mucho que desear. Algo rutinario en foros más concurridos y que no tiene demasiada importancia, pero que es más doloroso cuando el formato es más reducido, y sobre todo, cuando hablamos de temas tan trascendentales como este. Reconozco además un cansancio, un peso que me agobiaba, a la hora de revisar el foro y ver como las discusiones se repetían sin llegar a ningún sitio (aunque acertamos en otras cuestiones, como la crisis económica, ¡en nuestros foros se hablaba de una inminente guerra con Irán desde 2006!) mientras las posiciones se enconaban y se perdía el tono cordial del principio. Las páginas web y los foros tienen su momento, y normalmente acaban degradándose y perdiendo su espíritu original. Nuestra intención es volver a hacer públicos los contenidos de la web y del foro original, aunque no se vaya a actualizar más, ya que aún hay en estos contenidos que vale la pena conservar (¡como el hilo de discusión sobre biodiesel de algas!).

Otros efectos colaterales de nuestra actividad divulgativa han sido libros como “El Caleidoscopio: el último ciclo económico”, de David Ripoll (alias Ferroviario), una ácida sátira sobre la terrible deriva de nuestro sistema, informada por las cuestiones energéticas, pero también por las concernientes al funcionamiento del sistema bancario. Otro libro que novela una distopía petrolera es “Cenital”, de Emilio Bueso, que se atreve a escribir sobre cómo sería la vida en una sociedad postpetrolera que se ha tenido que adaptar por la fuerza, en un contexto bien alejado de las transiciones sin sobresaltos que algunos defienden. No puedo dejar de mencionar tampoco a Gabriel Tobar y sus geniales comics, con ellos hicimos una mini exposición en el vestíbulo de las conferencias de ASPO en Barcelona, su visión casi surrealista y minimalista del tema vale más que muchas páginas escritas… Aunque no se puede considerar un colateral a nuestra actividad, cabe mencionar también el discurso de ingreso de Mariano Marzo en la Real Academia de Ciencias y Artes de Barcelona,   “El suministro global de petróleo: retos e incertidumbres”, un compendio extraordinario de conocimiento, explicado de manera clara y precisa y que analiza todos los datos oficiales disponibles sobre la cuestión. Por mi parte, además de los artículos mencionados, tuve la ocasión de escribir un capítulo dedicado al petróleo en el informe “Análisis del Metabolismo Energético de la Economía Catalana” encargado por el CADS y dirigido por Jesús Ramos (que tuvo la paciencia de ser mi editor y revisor).

Frente a la cuestión del futuro de AEREN y Crisis Energética, algo que hemos discutido a menudo, cabe decir varias cosas. En primer lugar siento que ya hemos cumplido con nuestros objetivos e incluso hemos ido más allá. No solamente hemos ayudado a ASPO a concienciar a la gente sobre el cenit del petróleo, sino que desde nuestra perspectiva española, hemos trabajado también para popularizar un concepto, el de la tasa de retorno energético (TRE), que ha culminado con la publicación de un libro, «Spain’s Photovoltaic Revolution: The Energy Return on Investment«, escrito a dos manos entre Pedro Prieto y Charles Hall de la Universidad de Syracusa en Nueva York (Hall es el pionero de ese concepto en el mundo académico). Marcel Coderch, por su parte, publicó un magnífico libro, titulado “El espejismo nuclear”, que ofrecía perspectivas nuevas (principalmente económicas) para descartar la energía nuclear como alternativa a los combustibles fósiles (y eso unos años antes del desastre aún en marcha de Fukushima). Mis aportaciones en este sentido han sido escasas, yo soy un divulgador, y mi perfil técnico es limitado, pero he tenido la suerte de tener a mi lado a Mariano, Marcel y Pedro, y gracias a ellos me he atrevido a escribir unos cuantos artículos divulgativos sobre la cuestión energética. Hace un tiempo recibí un encargo para escribir un libro que por motivos personales lo he dejado en barbecho cuando tenía escrita una tercera parte. Espero retomarlo y poder así hacer una aportación más duradera al asunto.

Por suerte, ya no estamos solos en nuestro trabajo de divulgación. La asociación Oil Crash, formada por los científicos Antonio Turiel, Antonio García y otros publican frecuentemente en el blog crashoil.blogspot.com y son ahora mismo la referencia en Internet en español sobre los problemas energéticos. No es por colgarle el muerto, pero siendo un científico en activo, con una gran capacidad de comunicar, y con un espíritu combativo, no tendría ningún problema en cederle el testigo a Antonio (bueno, no ha hecho cederle nada, ¡se lo ha ganado él solo!).

A la hora de evaluar el problema, diez años después, creo que el problema de los recursos energéticos se halla enmascarado por la actual crisis económica y financiera. Creo que el castillo de naipes de la economía mundial se ha desplomado a causa del aumento del precio de la energía y por las dificultades por encontrar recursos energéticos fósiles baratos y de fácil acceso. Es cierto, no hay colas en las gasolineras (el consumo se ha desplomado en los países en crisis como España mientras se mantiene estancado en la OCDE aún “rica”), pero las hay en las oficinas del paro y los derechos sociales ganados durante las últimas décadas del siglo pasado están desapareciendo a gran velocidad. La crisis de los recursos energéticos nos debería llevar a preguntarnos qué tipo de sociedad queremos, si una que esté basada en el consumo desaforado y en no pensar más allá de los cuatrienios electorales, o bien una que utilice el principio de precaución como guía y que ponga en cuarentena las tecnologías milagro, llámense “energía nuclear” o “fracking”.

Hayamos llegado o no al cenit petróleo, los problemas de fondo persisten. La demografía y el natural desarrollo material de la mayoría de la población mundial seguirán poniendo presión en la demanda energética durante las próximas décadas, incluso teniendo en cuenta el actual estancamiento en la demanda de los países de la OCDE. La transición energética a la que estamos obligados no se hará en un periquete, históricamente las transiciones energéticas han sido siempre asuntos que han llevado décadas, y no se observa una acción decidida que vaya a cambiar nuestro rumbo a medio plazo. Necesitamos electrificar el transporte (después de reducir drásticamente nuestras necesidades de transporte) y descarbonizar las fuentes energéticas de nuestro sistema eléctrico, y hacerlo ya. Por otra parte, sigue habiendo pobres energéticos en el mundo, 1.300 millones sin acceso a electricidad y 2.600 millones que utilizan combustibles muy contaminantes para cocinar (lo que provoca más muertes en África que el SIDA). A pesar de que los combustibles fósiles no convencionales son aún muy abundantes, los costes medioambientales de su extracción y su consumo son altísimos, y además su retorno energético es muy bajo. Su abundancia en volumen da una falsa sensación de seguridad, y aún si fuese rentable económicamente su utilización, aún quedaría el asunto del aumento de las emisiones de gases de efecto invernadero.

Con todo, considero que el mayor de nuestros problemas es que nuestro sistema socioeconómico está basado en la asunción de que todos los problemas medioambientales pueden ser resueltos a través de los mecanismos de precios y las tecnologías eficientes y que todos los recursos naturales son inagotables o pueden ser sustituidos fácilmente. La actual crisis económica y financiera mundial nos ha mostrado de manera inequívoca la enorme resistencia al cambio que existe entre las elites mundiales y sus instituciones, y que hay una gran desconexión entre el mandato de los gobiernos elegidos democráticamente y su capacidad real de cambiar las cosas.

Con este panorama, no creo que haya llegado el momento de tirar la toalla y dejarlo estar. Al contrario, de la crisis energética hay que pasar a la crisis social, de valores, repensar de arriba abajo cómo funciona el mundo. No puedo asegurar cuál va a ser mi contribución personal a este esfuerzo, pero al menos me comprometo a que nuestro legado en Internet vuelva a estar disponible lo antes posible. Hasta ese momento nos seguimos leyendo aquí, en lacrisisenergetica.wordpress.com


Peter Voser, de la Shell, pide inversiones e innovación para afrontar los retos del futuro

Por su interés público traemos traducido al castellano a este blog un artículo del director ejecutivo de la multinacional Shell, Peter Voser, que ha publicado David Pike el pasado 1 de octubre de 2013 en la revista Energy Intelligence, así como alguno de los comentarios que me merecen y la han merecido a algunos expertos algo críticos con estas últimas declaraciones tan triunfantes del Sr. Voser. Mis comentarios entre paréntesis, entre líneas y en cursiva.
Peter-Voser

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La industria del petróleo y del gas va a exigir gigantescas inversiones, en proyectos, tecnología y recursos humanos en las próximas décadas si quiere capturar las “enormes oportunidades” que representan el crecimiento de los mercados emergentes y la duplicación potencial de la demanda mundial de energía en los próximos 50 años, según el director ejecutivo de Royal Dutch Shell, Peter Vosel.

(Nada que no haya dicho ya la AIE en términos generales)

“Nuestra prioridad debe ser invertir fuertemente en nuevos suministros “sin los cuales el mundo podría enfrentarse a otra contracción de la oferta y a una mayor volatilidad de precios”, dijo en un discurso inaugural en la conferencia Oil &Money en Londres, patrocinada por Energy Intelligence y por el International Herald Tribune. “Va a resultar extremadamente difícil satisfacer las necesidades energéticas”, dijo Voser.

(Tampoco parece que sea muy novedoso decir que los nuevos yacimientos requerirán grandes inversiones y que si no se invierten ingentes cantidades de él en nuevos proyectos puede haber problemas (pedir dinero es precisamente su función). Eso ya lleva años diciéndolo en economista jefe de la AIE Aquí se echa de menos alguna mayor precisión en volúmenes de inversión requeridos, tiempos –aunque más abajo precisa que décadas para que vena la luz los combustibles fósiles que ahora explora- y volúmenes y calidades que determinen precios, para ver si eso lo podrá comprar la mayoría de la sociedad mundial)

Esto podría acarrear a su vez enormes consecuencias geopolíticas, ya que como indicó Voser, el mundo terminaría necesitando abrir los suministros de petróleo y gas iraníes. “Creo que puede haber una esperanzadora solución política en el horizonte en los próximos años”, dijo, en referencia a los últimos acontecimientos políticos en Irán y los primeros pasos indecisos hacia una distensión de las relaciones con Washington. Los hidrocarburos iraníes serán necesarios a largo plazo para satisfacer la demanda del mercado…pero eso depende de los políticos”

(Una sibilina forma de decir que el problema iraní, en realidad y en crudo resumen, es que Occidente va a necesitar, sí o sí, y muy pronto, las reservas iraníes de petróleo y gas. Es otra lectura lateral interesante de por qué los EE. UU. parecen haber cambiado el paso en su relación con Irán en estos últimos momentos)

Shell está analizando también varias opciones para expandirse en Rusia, dijo Voser a los periodistas en un descanso en la conferencia. Un tercer tren para proyectos de Gas Natural Licuado (LNG) en Sajalín-2, “tiene una muy alta prioridad”, pero la compañía se ha aliado también con la compañía estatal Gazprom en Salym y está viendo otros varios proyectos de LNG en Rusia. “Siempre se analizan las opciones para ver si el proyecto es económico, pero todavía es prematuro decirlo”, dijo Voser, al que Energy Intelligence le concedió el galardón de Ejecutivo del Año en una cena durante la conferencia, el lunes por la noche.

Para satisfacer la demanda futura se requerirá una combinación de inversiones en proyectos, innovación técnica y recursos humanos, dijo Voser, citando como ejemplos el proyecto Pearl de gas a líquidos combustibles en Catar, el desarrollo de la plataforma flotante de LNG Prelude en las costas de Australia y el Centro de formación de Sarawak en Malasia.

(Como siempre, estos directivos, todo lo resuelven con dinero, tecnología y para poner la guinda, recursos humanos (todavía no han inventado los drones multifunción del sector energético)

“En nuestro sector se tardan décadas en desarrollar los proyectos, pero también aportan décadas de resultados”, dijo, comentando que el Prelude “liberaría reservas de gas significativas que de otra forma no se hubieran podido obtener”

(Aquí de nuevo se echa de menos que nos hubiese contado como rendían las inversiones “X” hace dos o tres décadas en los yacimientos supergigantes ricos y superficiales por cada “Y” cantidades energéticas y cuánto espera le rindan ahora. La declaración como está es un brindis al sol y tan vaga como irrelevante)

Al mismo tiempo, Shell se está preparando para unos cambios fundamentales en las próximas décadas en los mercados energéticos que podrían hacer que los biocombustibles y el gas natural jugasen un papel esencial en el transporte, en la generación eléctrica mediante gas para apoyar la movilidad eléctrica en las ciudades y los mecanismos de captura y secuestro de CO2 (CCS, por sus siglas en inglés), que jugaría un papel trascendental en el sector eléctrico. “Los combustibles fósiles seguirán aportando la mayor parte de la energía mundial durante las siguientes décadas”, dijo Voser, pero “el sistema energético global está en las primeras etapas de una transformación histórica”.

(Otra sibilina y astuta forma de decir que el petróleo va tocando a su fin y en la cuesta abajo, sin decirlo. Parece ser un tabú de máximo rango. Se puede decir que habrá “cambios fundamentales” y que iremos hacia más gas”, pero por favor, no se le ocurra alarmar al personal diciendo que es porque habrá menos petróleo y de peor calidad y mayor coste. Eso no)

Esta perspectiva ha llevado a Shell a dotarse de gas natural en su cartera de productos hasta el punto de que ya representa algo más de la mitad de la producción –aunque la indexación del petróleo en precios del gas signifique que el 70-80% de los beneficios siguen todavía vinculados a los precios del petróleo, explicó Voser. “Está bastante claro que el gas ofrece una ventaja enorme desde el punto de vista de las emisiones de CO2 en el cambio climático…por tanto, vemos en él un futuro a largo plazo”

(De nuevo, una muy astuta forma de decir que vamos al gas porque no queda otro remedio, pero que todavía lo que marca la diferencia es la utilidad y versatilidad del combustible líquido, el petróleo y sus derivados, que se reflejan también en los beneficios de Shell)

La nueva producción de Shell sigue engranada a corto plazo en proyectos petrolíferos, dijo a los informadores, que todavía verán grandes cantidades de petróleo surgir de proyectos como el de Kashagan en Kazajastán y Mars y Cardamom en el sector estadounidense del Golfo de México. Más allá, el gigante anglo-holandés tiene en construcción una capacidad de 7 millones de toneladas por año de LNG y otros 20 millones de toneladas más por año en estudio, lo que le irán dando una proporción creciente de gas en su cartera, dijo Voser

“Claramente, tenemos hoy más oportunidades que podemos desarrollar”, dijo Voser, quien se retira de Shell en enero, después de cuatro años al timón. “No estamos limitados por los proyectos, tanto como por el capital y no porque no dispongamos de efectivo, sino porque queremos ser disciplinados sobre cómo invertir…No hacemos operaciones bancarias con precios del petróleo de más de 50 $ (el barril). “Shell va a proyectos en el rango de 70 a 100$ el barril y entre 3 y 5$ por millón de pies cúbicos de gas, generalmente en la parte inferior de estos segmentos, dijo, añadiendo que los precios actuales permitirían desarrollar la mayoría de los proyectos.

(Mientras manden los economicistas, en esta limitada y finita Tierra, nunca habrá un problema de limitación, accesibilidad, calidad o volumen de yacimientos de hidrocarburos, sino simplemente de un problema de dinero para explotarlos. Esto sigue siendo la visión oficial economicista y la única posible de explicar a los medios obedientes). Hay un problema de traducción que dejo a los lectores, porque no lo tengo claro. Voser afirma “We are not banking on [oil] prices being $50 more” y no parece coincidir con su frase posterior sobre los proyectos a los que atiende Shell en rangos peores de precios)

Voser es el que dijo a Financial Times hace un par de años que se necesitarían cuatro nuevas Arabia Sauditas en los próximos 10 años, simplemente para compensar el declive de la producción actual

Quizá esa es la razón por la que ahora se retira sigilosamente, al darse cuenta de que las necesidades de nuevos descubrimientos no tienen sentido con las expectativas que anunció en esta conferencia

Hace poco, también publicó The Oil Drum un artículo donde se mostraba la caída sin contemplaciones y continuada desde 2004 de la producción de las cinco grandes petroleras mundiales (BP, Total, Chevron, Shell y Exxon), nada menos que en un 25% desde aquella fecha, a pesar de las masivas inversiones que realizan en exploración. Otra evidencia de que una cosa son las declaraciones “wishful thinking” a la hora de recoger el premio al Mejor Ejecutivo del Año y otra ser consecuente con lo que se declaró hace apenas dos años o con la cruda realidad. Tanta salud se lleve como tranquilidad nos deja.


Cambio climático y ciencia (o sobre el último informe del IPCC del 2013)

Traemos a estas páginas unas interesantes reflexiones de Carlos de Castro, sobre el último informe sobre los últimos registros y evoluciones del clima realizados por el Panel Intergubernamental para el Cambio Climático (IPCC por sus siglas en inglés).
Aunque ya han sido piblicadas también en el blog The Oil Crash de Antonio Turiel, ello no desmerece la conveniencia de su publicación en este otro blog sobre la crisis energética.

Sobre el IPCC y sus trabajos algunos tenemos una relación de amor y odio. Su trabajo ha resultado y resulta muy importante, pero personalmente sigo teniendo la sensación de que abordan los efectos, más que las causas (que no son otras que la quema de 10.000 millones de toneladas equivalentes de combustibles fósiles al año, que cada año empeoran de calidad y aumentan sus emisiones por unidad de energía aportada a la sociedad). Esto es, supongamos, que ya es un suponer bastante utópico, que se alcanza el consenso mundial que todavía está muy lejos, sobre que el cambio climático y el calentamiento global mundial se deben a causas provocadas por el hombre. No existe otro indicador más incontestable sobre esas causas que la quema de esa barbaridad de combustibles fósiles. Y bien, si llegásemos a ese acuerdo, ¿luego, qué?

¿Para cuándo un programa realista sobre como 7.100 millones de personas se piensan desprender en pocos años de los 10.000 millones de toneladas de petróleo equivalente que ahora queman cada año o al menos de una gran parte de ellos, en cuestión de pocos años o muy pocos lustros o una o dos décadas como mucho?

Y por favor, no me salgan con que se podría hacer con las llamadas energías renovables modernas (básicamente solar en sus variantes fotovoltaica y termosolar y eólica o con biomasa). Sean algo más imaginativos, que significa ser más realistas y menos cuenta cuentos que lo que son algunas organizaciones ecologistas multinacionales. Como decía el eslogan de mayo del 68: seamos realistas y exijamos lo imposible: una reducción drástica, masiva y voluntaria del consumo de energía. yo le dejo ya con el artículo de Carlos de Castro.

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He de confesar que mi aproximación a los informes del IPCC es bastante holística y escéptica; no se confunda, por favor, con la actitud científicamente imbécil de los negacionistas (además de humanamente suicida-asesina).
Hasta ahora he dedicado más de una docena de horas a un informe que no se “puede” aún citar oficialmente pero aún así me gustaría hacer algunas reflexiones:

Efectivamente, desde el anterior informe (2007) hemos avanzado mucho en la comprensión de un fenómeno tremendamente complejo y somos conscientes además de que nos queda un largo camino para comprenderlo bien, todo ello gracias al trabajo de miles de científicos-hormiga que comienzan a funcionar casi como un hormiguero. El informe reconfirma lo que ya habíamos demostrado científicamente en 2007: el cambio climático existe, es muy grave y es principalmente causado por los seres humanos.

Pero antes de seguir con la crítica, déjenme recordarles el caso CFC-ozono que ya hemos olvidado dada nuestra cortita memoria colectiva. Destaquemos algunas fechas: Años 30 del siglo XX, se inventan los CFC y comienza su crecimiento exponencial (el verdadero mal de nuestra civilización es ese tipo de crecimiento y su falta de comprensión). A principios de los 70 algunos científicos comienzan a inquietarse por la posible influencia que ciertos compuestos pueden tener en la capa de ozono. En 1974 esas inquietudes se plasman en las primeras “evidencias” científicas: Molina y Rowland publican un artículo que concluye: Los CFCs alcanzan la estratosfera liberando Cloro. Y Stolarski y Cicerone concluyen en su artículo: El Cloro en la estratosfera destruye el ozono”. Vamos que si es blanco y en botella… Para cualquiera con dos dedos de frente parecía lógico, pero las empresas implicadas (y algunos científicos pagados por ellas) comenzaron con el negacionismo de lo obvio: las evidencias no eran pruebas científicas, y los Molina, Rowland y demás fueron tachados de “locos alarmistas”. Y la sociedad pidió esas “pruebas” científicas, que vinieron en un informe de 1989, 15 años después. La cosa esos años se calentó mucho, porque los modelos iban por detrás de la realidad (no predecían un agujero tan grande y rápido). Pero la humanidad supo encontrar finalmente la solución: cambiar los CFCs, algo muy simple que implicaba solo a unas pocas compañías.

Supongo que al lector le sonará el tema (se ha repetido el mismo esquema con la conexión tabaco-cáncer, lluvia-ácida-bosques…, no aprendemos porque nuestra cultura está anclada en muchos mitos que nos impiden ese aprendizaje, el más importante el del progreso tecnológico).

Para el cambio climático, lo mismo, la física fundamental para su comprensión elemental es del siglo XIX y las primeras evidencias científicas datan de los 60-70 del siglo pasado, y como el tema es muchísimo más complejo, hemos tardado medio siglo en encontrar la demostración científica (recientemente). Esto es un problema de raíz, nuestra metodología científica es lenta y conservadora, y para problemas acuciantes (en los que la apuesta es la propia humanidad), no se está mostrando útil. 50 años casi perdidos porque la sociedad demanda demostraciones y no se conforma con evidencias razonables (y muchos, muchos intereses creados)…

Y claro, los informes del IPCC adolecen de todos nuestros defectos culturales. En el informe anterior, se deslizó un error que dio la vuelta al mundo: los glaciares del Himalaya podrían desaparecer en 2035. Y los negacionistas se echaron a la yugular. Hoy el informe del 2013, parece más dirigido a evitar a los negacionistas y su sed de sangre, que a aceptar críticas como la mía (lo que aún lo hace más lento y conservador de lo normal). Cuando yo leí las noticias sobre los glaciares, mi crítica al IPCC iba por el lado justamente contrario, deberíamos, en este tipo de casos, decir: no podemos demostrar que los glaciares del Himalaya no vayan a desaparecer antes del 2035, confundimos la carga de la prueba, construimos una ciencia anti-precavida, y así nos va.

En el informe del 2013 hay páginas y páginas dedicadas a la discrepancia entre el ascenso observado de las temperaturas en los últimos 15 años (lento) y lo predicho por los modelos (más rápido). Y sin embargo, en comparación se pasa de puntillas (y casi se tergiversa) la discrepancia entre el descenso del hielo del Ártico observado (muy rápida) y la predicción de los modelos. Informe a informe, las discrepancias se van corrigiendo poco a poco, pero, en lo que más nos interesa, que son los efectos del cambio climático sobre los ecosistemas, los informes y nuestros modelos sistemáticamente se quedan cortos casi siempre. Vamos por detrás de la realidad y pareciera que no nos importara. Me refiero a que cuando se publica un informe del IPCC ya sabemos que las observaciones que disponemos en esa fecha, lo dejan obsoleto, por conservador. Como si no estuviéramos jugando a la ruleta rusa.

Llamo la atención, como ejemplo, de la figura 9.24 del informe:

IPCC1

(en la gráfica de la derecha vemos las observaciones del hielo Ártico en Septiembre en negro y la media de los modelos “antiguos” en azul y la media de los ultimísimos modelos en rojo. Buscar también la figura 12.28 a la que yo habría hecho referencia ya en el capítulo 9 para ser más sincero).

El informe, por ahora, dice textualmente que un 25% de los modelos dan una tendencia igual o mayor de descenso de ese hielo que la observada. Fíjense, en vez de decir que un 75% de los modelos dan un menor descenso que el observado, que es lo mismo, pero no lo es (y si se fijan con detalle parten con ventaja al “calibrar” el pasado). Yo lo habría redactado en cambio así: «Estamos aprendiendo nuevas realimentaciones en la interacción hielo-atmósfera-mar, pero aunque los modelos atrapan cada vez mejor la tendencia, es very likely que se queden muy cortos y que la pérdida acelerada del hielo Ártico siga la tendencia observada y observaremos very likely años en la década que viene en los que el hielo se considere desaparecido en Septiembre (menos de 1millón de Km2), esto es un problema para nuestros modelos, incapaces aún de tener en cuenta los cambios que se observarán en el albedo y las corrientes oceánicas de la zona, con lo que la retroalimentación en el clima global aquí serán mayores de las esperadas». Pero sin duda me lo tacharía el político de turno…

Antes de que saliera el informe ya predije que en este tema las observaciones lo dejarían obsoleto. Ya sabemos todos que el hielo del Ártico va a tener años muy probablemente con septiembres sin hielo antes del 2030, pero nuestros modelos publicados por el IPCC no lo prevén antes del 2050 (en el anterior no antes del 2085).

Lo malo es que se supone que el informe es la ciencia que va a los Policy Makers, para que solo cambien ligeramente su BAU. Y entonces, entre 2007 y 2013 simularon estos políticos que consideraban una subida del nivel del mar de 50 cm, porque el informe del 2007 decía que la subida sería de entre 20 y 50 cm, aunque ya sabíamos desde la ciencia, que sería del entorno al metro por lo menos (y es una gran, gran diferencia, ver deprisa la escalofriante figura 13.25, que si no pasa desapercibida, quizás la borren).

En el informe actual ya se da la horquilla cercana al metro (que se puede quedar de nuevo corta). Así que los proyectos holandeses de diques habrá que reformarlos otra vez, las medidas de adaptación en Bangladesh propuestas han quedado obsoletas, etc.

Estamos jugando a la ruleta rusa y la ciencia nos está invitando, sin pretenderlo, a jugar a ella. Si veo en mi edificio un incendio y salgo corriendo a avisar a los vecinos gritando ¡fuego, fuego!, los vecinos no van a esperar a que alguien les demuestre con un 90% de probabilidad que yo soy un tipo sincero. Es más, si les dijeran que digo la verdad sólo en un 10% de las ocasiones, ¿quién seguiría sentado viendo la tele?

O bien cambiamos la metodología y la forma de transmitir la ciencia http://www.eis.uva.es/energiasostenible/?page_id=1628 en casos como la crisis energética, la pérdida de biodiversidad y el cambio climático, o ésta no podrá contribuir a una transición no traumática de nuestra Civilización.

IPCC2


China ofrece devolución de impuestos a la energía solar

Por su interés público, traemos a estas páginas un artículo aparecido en el diario británico The Guardian de 30 de septiembre sobre la situación de los fabricantes de módulos fotovoltaicos en China.

Esperamos que ello ayude a una mejor y más profunda reflexión sobre el papel posible de las energías renovables en el futuro y a entender mejor los límites de las mismas para seguir manteniendo una sociedad y un modo de vida como el que actualmente prevalece en la sociedad mundial actual.

Fabricantes chinos de módulos
Los fabricantes de módulos fotovoltaicos están atravesando malos momentos debido a la caída de precios y de la demanda

China ha ofrecido la devolución de impuestos a los fabricantes de equipos para la generación de energía solar, en un intento de apoyar a este atribulado sector y también de reducir los niveles de contaminación

A partir del 1 de octubre, hasta el 31 de diciembre de 2013, se devolverá a los fabricantes el 50% del IVA, según ha informado la agencia estatal de noticias Xinhua.

Las compañías chinas fueron adquiriendo protagonismo en los años anteriores en el sector de la energía solar.

Pero la débil demanda y los conflictos comerciales han provocado una sobrecapacidad, dejando a las empresas con unas deudas enormes.

Según el informe de Xinhua, los 10 principales fabricantes nacionales de módulos fotovoltaicos tienen deudas que suman 100.000 millones de yuans (unos 16.300 millones de dólares o unos 12.100 millones de euros)

A principios de este año, el mayor fabricante solar de módulos del mundo Suntech Power Holdings dejó de pagar su deuda.

A ello le siguió el impago de LDK Solar Company, el mayor productor mundial de obleas para células solares

Una sombría perspectiva

En los últimos años, las economías de todo el mundo, especialmente de las naciones desarrolladas, han intentado aumentar el uso de fuentes de energía renovables.

A pesar de las políticas de apoyo, la abotargada industria fotovoltaica china sigue enfrentada a una perspectiva sombría

Xinhua

Las compañías chinas, han buscado hacerse con el Mercado y surgieron como empresas líderes del sector.
Pero una fuerte caída de los precios, simultaneada con una desaceleración de la demanda ha afectado a los fabricantes de energía solar y las empresas chinas también han sufrido el impacto.
Los fabricantes de módulos estadounidenses y europeos han acusado a las empresas chinas de haber jugado un papel esencial en esto.
Han acusado a las empresas chinas de inundar el mercado y de vender los paneles por debajo de precios razonables, una práctica que se conoce como “dumping”
También ha habido acusaciones de que China ofrece subsidios a sus empresas, lo que las ayuda a mantener bajos sus costes y como consecuencia a poder vender sus productos a precios más bajos, lo que ha promovido el levantamiento de aranceles en países como los EE. UU.
China niega estas acusaciones.
Sin embargo, esas disputas y la caída de precios han dañado a las empresas chinas e incluso han aireado temores sobre el futuro a largo plazo de algunas de estas compañías.
Con motivo de estas preocupaciones y de los crecientes niveles de contaminación en el país, China ha estado intentando lanzar su demanda interna de paneles solares.
Sin embargo, el informe de Xinhua alertaba de que “a pesar de las políticas de apoyo, la abotargada industria fotovoltaica china, todavía tiene por delante una sombría perspectiva”
“Incluso aunque la demanda interna aumentase, no puede digerir la sobrecapacidad de producción de China y algunos fabricantes tendrán que desaparecer, han señalado los analistas; se espera que la industria sea objeto de drásticas eliminaciones e integraciones aceleradas en los próximos meses”

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