GUÍA PARA EL DESCENSO ENERGÉTICO

Guia para el descenso energético
Cuando allá por 2004 llevaba poco tiempo de andadura de la web Crisis Energética (hoy reducida al blog La Crisis Energética; toda una forma de decrecer), decidí incorporar a la misma un libretito pequeño que titulé “El libro de la Selva” a imitación del título de la famosa recopilación de cuentos de Rudyar Kipling .

En el caso de Kipling se trataba de animales de la selva indica que daban lecciones morales a los humanos. Mi intención era mucho más modesta.

En poco tiempo (hablando en términos históricos) entraremos en una fase de inevitable reducción de la disponibilidad energética. La abundancia energética actual, sobre todo desde el descubrimiento y explotación masiva de los combustibles fósiles ha posibilitado, hasta ahora, una era anómala de unos 150 años de crecimiento continuo, de creciente transformación de la Naturaleza y agotamiento exponencial de los limitados recursos del planeta. Los seres humanos, sobre todo en los países más industrializados, llevábamos unas 5 ó 7 generaciones acostumbrados a que el ingenio humano puede con todo y crea de la nada. Ciento cincuenta años en que nos olvidamos de que todo lo que sube baja y que no hay nada que pueda crecer infinitamente en un mundo finito. Nos vendieron –y compramos- que si éramos capaces de llegar a la luna, podríamos llegar a Marte o a otros planetas fuera del sistema solar y seguir nuestro comportamiento de bacterias multiplicándose ilimitadamente, en el caldo de cultivo infinito del cosmos. Tales eran los nuevos dogmas.

Consciente, por la cercanía del cenit de la producción mundial de petróleo, de que este insostenible modelo de crecimiento infinito, estaba llegando a su fin (sin importar mucho si será en cuestión de semanas meses o unos pocos años, pero desde luego muchos menos que los 150 años posteriores de crecimiento exponencial), decidí publicar una lista de recomendaciones modestas para que los interesados pudiesen intentar un nuevo camino de recuperación de la sostenibilidad.

Ahora veo con sumo agrado que aquel modesto y muy elemental intento ha sido ampliamente superado por la muy bien estructurada web de Véspera de Nada, cuyo título lo dice todo sobre sus fines: es la segunda parte de un refrán popular, tanto en castellano como en gallego, que dice: “Día de mucho, víspera de nada”.

Esta página en gallego, pionera en la divulgación del cenit o pico del petróleo, lleva algún tiempo realizando una encomiable labor para intentar elevar la toma de conciencia del problema en el ámbito de Galicia.

Ahora, han concretado sus ideas y divulgaciones sobre el futuro que espera a la sociedad con la entrada en la fase de agotamiento gradual de los combustibles fósiles y la ausencia de alternativas renovables que puedan sustituir al enfermizo modelo de crecimiento en los niveles actuales. Lo hacen con una muy recomendable Guía para el descenso energético, mucho más completa que el primitivo “El libro de la selva”.

Es una guía hecha para el mundo, pero con vocación local gallega, con mucho conocimiento de las tradiciones de su país, de sus recursos y capacidades, de sus limitaciones. Acude con frecuencia a los conocimientos populares (siempre los más sostenibles) y a la cultura popular de este antiguo pueblo.
Se ve un trabajo profundo y consistente que aborda todas las áreas de interés humano. No solo explica inicialmente qué representa la llegada al cenit de la producción de la energía que movía hasta ahora nuestra arrogante civilización industrial y tecnológica, sino que anticipa con mucha claridad, los problemas a los que más pronto que tarde se tendrá que enfrentar la Humanidad, que serán de un carácter sin precedentes, dada la enorme capacidad de transformación y destrucción de nuestro entorno natural y del nivel de población alcanzado con expectativas de seguir la loca y absurda carrera del crecimiento sin límites.

Esta guía, después de explicar que quizá esta vez no sea más el “ya inventarán algo para volver a seguir por la senda del crecimiento infinito” como en el cuento de Esopo del pastor y el lobo, detalla, sin grandes pretensiones, pero con mucha claridad, qué hacer cuando, después de tanto aviso ignorado en los últimos 150 años de industrialización, el lobo del descenso energético se nos presente ante la puerta.

Detalla cuales serán los impactos psicológicos y sociales previsibles, pero también cómo organizar el transporte, que necesariamente quedará reducido a ámbitos muy locales salvo muy raras excepciones. Cómo organizar el hogar y su consumo mínimo; cómo atender en lo posible la salud en ese entorno, la educación y sus nuevas formas, como ejercer una economía biofísica y no especulativa como la actual o cuales son los cambios interiores que deberían o tendrían que experimentar los seres humanos sometidos a ese proceso de cambio.

La guía ofrece también recomendaciones a las pequeñas empresas que tendrán que ir sustituyendo a los grandes conglomerados y a las entidades locales, en un esfuerzo voluntarista que ojala éstas instituciones oyesen con tiempo suficiente para reorganizarse. Es en definitiva, mucho más que el intento conocido como la ética del bote salvavidas, la que se conoce por buscar sobrevivir al naufragio en solitario o con la familia directa exclusivamente. Es un serio intento de promover un cambio social, al menos en Galicia, pues animales sociales somos y de nada nos valdría remar alocadamente en un solo bote en pos de nuestra propia salvación individual o familiar.

Se completa la guía con una sólida bibliografía sobre autores que han visto previamente el horizonte energético y social hacia el que derivamos.

Como dice Véspera de nada parafraseando nada menos que al economista jefe de la Agencia Internacional de la Energía, “Abandonemos el petróleo antes de que el petróleo nos abandone a nosotros”. Esta guía es una invitación en regla para ello. El que tenga ojos para leer, que lea.

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UNA DIABÓLICA VENTANA DE OPORTUNIDAD

La situación en Siria se tensa por momentos, mientras la población occidental y la de la mayor parte del mundo, excepto la de los ciudadanos sirios, sestea enfocada en sus pequeños problemas domésticos y crisis particulares.

Me ha parecido oportuno volver a actualizar alguna información sobre la dependencia de algunas regiones clave del mundo del petróleo y del gas de Oriente Medio, con objeto de ofrecer una visión algo diferente a aquella con la que los medios del pesebre y del abrevadero occidentales nos inundan.

Los datos que expongo a continuación se han extraído del Statistical Review of World Energy de 2013 de British Petroleum (BP) de 2013 (con datos de 2012):
Tabla 1 de dependencia

Tabla 1. Dependencia de las principales regiones del petróleo y del gas de Oriente Medio

La reciente intensificación de la explotación del petróleo y gas no convencional en Estados Unidos, ha conseguido, al menos momentáneamente, una reducción apreciable de las importaciones, sobre todo de petróleo, que iban aumentando inexorablemente desde que este país se convirtió en importador y llegó a ser el mayor importador del mundo, aunque China está a punto de desbancar a EE. UU.

Esta disminución de las importaciones de petróleo y gas, que comenzó claramente entre el 2005 y el 2008 en los EE. UU. como consecuencia de estas nuevas explotaciones, muy probablemente sea temporal, dados los patrones de exploración masiva, rendimientos y velocidad de agotamiento de estos tipos de yacimientos, por no hablar de los problemas de contaminación y sobre todo, de su baja Tasa de Rendimiento Energético (TRE).

Adicionalmente, la política energética de los EE. UU, ha consistido en una diversificación importante de sus importaciones de otras regiones diferentes a Oriente Medio. En concreto, su vecino Canadá está siendo intensamente utilizado por EE .UU. y también la criticada Venezuela, que a pesar de todo, sigue exportando fielmente una cantidad considerable, aunque últimamente en retroceso ligero a favor de China y algún otro suministrador. Luego está el Golfo de Guinea, de donde salen cantidades importantes hacia EE. UU. y algún otro productor.

Figura 1 pertoleo en EE UU
Figura 1. Evolución de la producción y consumo (línea roja superior) pasada y previsiones de producción de petróleo no convencional hasta 2035, según el WEOde la AIE de 2012.
Figura 2 gas natural en EEUU
Figura 2. Evolución de la producción y consumo (línea roja superior) pasada y previsiones de producción de gas no convencional hasta 2035, según el WEO de la AIE de 2012.

De lo anterior, queda en evidencia que en estos momentos, y no por mucho tiempo, los EE.UU. apenas dependen, hoy en 2013 y grosso modo, en un 10% del petróleo de Oriente Medio como se ve en la tabla 1.

Con todos los respetos a los sufrientes ciudadanos sirios, a los que se está imponiendo una guerra de desgaste y devastación (y con el mismo respeto a los ciudadanos iraquíes y libios en conflictos similares anteriores), sus consumos internos de energía eran poco relevantes. Revisando esta tabla 1 se puede ver con facilidad quienes sufrirían golpes muy considerables a sus suministros energéticos vitales si por cualquier casualidad el enrome flujo de energía de Oriente Medio deja de fluir por causa de un conflicto bélico escalado, sobre todo si se cierra el Estrecho de Ormuz durante meses.

En un breve repaso de esta situación, podríamos concluir:

1. Que los EE. UU. colocados en una pequeña economía de guerra, conseguirían sin dificultad reducir el 10% su consumo nacional y no sufrir restricción alguna, ni siquiera para seguir alimentando su espantosa maquinaria bélica; esa que le confiere el mayor control militar sobre las principales rutas de transporte marítimo de mercancías, incluidas en ellas las de la energía exportable mundial que seguiría quedando teóricamente disponible de otras regiones.

2. La Unión europea ya tendría mayores dificultades para no sufrir impactos, en caso de interrupción del flujo energético de Oriente Medio, si se coloca en economía de guerra, pues su dependencia del petróleo es del 17% y del gas en un 7%, a pesar todo ello de la producción y reservas del Mar del Norte, ya en franco declive productivo. Además, tendrían el problema adicional de una falsa unidad y de una dependencia dispar de algunas fuentes. Por ejemplo, Noruega, Reino Unido o Dinamarca tendrían el abastecimiento asegurado o cercano a sus consumos actuales, mientras otros países tienen dependencias mayores de Oriente Medio. También reacciones colaterales ya barruntadas en algún caso por Rusia, que podría cortar el suministro de gas del que tanto dependen algunos europeos, podría ofrecer rebotes inesperados que causarían mucho más daño. No obstante, podría decirse que quedarían debilitados si se corta el suministro de energía del golfo Pérsico por un periodo prolongado. Por tanto, se entiende la ambigua posición de los países que forman la Unión Europea. Mientras los gobiernos de Reino Unido (no su pueblo o ni siquiera su Parlamento) o Francia sugiernen un apoyo específico al ataque a Siria, que podría incluir su intervención militar directa, otros como Alemania, cada vez más dependiente del gas y petróleo ruso o Italia o la misma España, viven en la zozobra de obedecer a la voz de su amo y al mismo tiempo, el inmenso temor de ser muy frágiles si su amo y sus vecinos los abandonan, si se forma un gran colapso del flujo energético de Oriente Medio, del cual España importa bastante gas licuado (aprox. Un 20% de su consumo total) y petróleo bastante por encima de la media europea (aprox. Un 35%)

3. El siguiente más afectado por un corte del flujo de energía de Oriente Medio, sería China, que muy sigilosamente y con relativo éxito, dada su creciente voracidad energética, ha ido reduciendo su dependencia de la energía de Oriente Medio. No obstante, todavía hoy depende en más de un 28% del petróleo que consume de esta región tan candente. Dada la proverbial capacidad china de resistencia y resiliencia, cuando se impone desde un férreo gobierno, China todavía podría resistir, ciertamente con un gran impacto en su economía y en las esperanzas de mejora del nivel de vida de su pueblo. Sería un equivalente a un país puesto de rodillas, pero todavía con considerable capacidad de respuesta. Esto justificaría su conocida postura muy contraria a la intervención militar estadounidense en Siria y por supuesto a la que se intuye podría venir encadenada en Irán inmediatamente después. China está moviendo buques de guerra hacia la región, muy distante de sus tradicionales aguas de patrullaje marítimo.

4. Los que desde luego entrarían en un colapso social y económico serían India y Japón, dos países muy diferentes a los que une una elevadísima dependencia del flujo energético de Oriente Medio. Si dejan de recibir de repente y por un periodo prolongado entre el 70 y el 80% del petróleo que consumen y entre el 25 y el 30% del gas que consumen, se puede decir que están liquidados. La situación de Pakistán no es menos preocupante, aunque aquí no se han incluido los datos concretos de sus importaciones de petróleo y gas de Oriente Medio. India y Pakistán poseen ambos armamento nuclear, pero apenas tienen capacidad operativa conocida para influir militarmente a esas distancias en Oriente Medio. Realmente no se qué harían con el armamento nuclear que poseen si ven que sus países se hunden en la miseria de forma tan abrupta. Es interesante recalcar que el corte del flujo de energía de Oriente Medio no lo podría producir Siria, un pequeño productor exportador que ahora seguramente no tendrá capacidad exportadora y no parece tener capacidad de bloquear, no ya el golfo Pérsico, ni siquiera el Canal de Suez. Pero si Irán se involucra en caso de bombardeo masivo a Siria, como ya ha anunciado que hará y consciente de que el siguiente paso para los EE. UU. serían ellos mucho más que Siria, entonces el bloqueo del Estrecho de Ormuz es más que probable. Dado el nivel productivo de Irán y sus grandes (enormes) reservas tanto de crudo como de gas natural convencional (3,68 millones de barriles diarios o el 4,2% del total mundial y además de alta calidad y 156.000 Mm3 de gas o el 4,7% de la producción mundial, también de lata calidad), Irán es el último obstáculo a la conquista completa del golfo Pérsico por parte de EE. UU. y representa el verdadero tesoro que ambiciona cualquier gran consumidor-importador, más allá de este apretón de no convencionales de Estados Unidos.

5. El caso de Japón es dramático. Su dependencia de Oriente Medio, tanto y sobre todo en petróleo como en gas natural, es brutal. Un corte completo y prolongado de este flujo dejaría a Japón en una situación horrible; seguramente incluso con la posibilidad de que se le venga debajo de forma permanente la red eléctrica nacional. Aunque su pueblo es también disciplinado, está acostumbrado a un nivel de vida mucho mayor que el chino y no es previsible que ni siquiera el establecimiento de un estado de sitio, pudiese evitar el colapso social completo. Y con él, posible y dramáticamente la destrucción de los 50 reactores nucleares que les quedan todavía cargados, si no los pueden refrigerar. Por todo lo anterior, su silencio ante la crisis en Oriente Medio, al menos en los medios occidentales, es sorprendente, por ser la potencia más frágil con diferencia. Se me ocurre que puede ser cosa del proverbial hieratismo nipón, que aún al borde del precipicio tienden a no mostrar pánico. La otra, que estén esperando que los EE. UU. su aliado y que ha tenido a este país como protectorado desde el final de la Segunda Guerra Mundial, haga las funciones propias del protector y les asegure un suministro de emergencia, algo que intuyo será muy improbable, porque en caso de corte total y prolongado del flujo energético del golfo Pérsico, lo más probable es que cada cual intente salvar sus propios muebles. Japón no dispone oficialmente de ejército como tal, sino de unas llamadas “fuerzas de autodefensa”, y aunque recientemente han dado muestras de querer potenciar este brazo armado, el tiempo previsible del cambio hasta disponer de una flota con una capacidad mínima está fuera de toda posibilidad de respuesta. Sin embargo, Japón dispone de los tres vectores fundamentales para poder disponer de armas nucleares tácticas e incluso estratégicas en un plazo relativamente corto: el material fisible y su capacidad de manejo y control, la tecnología de alta precisión mecánica y electrónica para perfeccionar la ojiva y la capacidad de cohetería balística. Aún así, les surgiría el mismo problema que a India y Pakistán: ¿a quien disparar si el corte del flujo les hunde? ¿A Irán si cierra el estrecho de Ormuz si es atacado o provocado o a EE. UU, por haber alentado este conflicto de forma tan señera? Y sobre todo ¿de qué serviría esto, una vez el golfo Pérsico se ha convertido en un cementerio gigante de petroleros hundidos rodeado de miles de minas antisubmarinas?

6. Finalmente, está el caso más complejo de analizar: Rusia. Este gigante es en realidad el más capaz de enfrentarse a la agresividad extrema de los EE. UU. en la zona, pero a la vista de los datos de sus consumos y su nula dependencia de la energía que fluye del golfo Pérsico, podríamos concluir que un ataque a Siria y después a Irán, que concluyese con una interrupción considerable de los flujos energéticos al resto del mundo, a ellos no les afectaría y sí provocaría graves problemas a potenciales países enemigos o que pudieran tener conflictos de alcance con ellos, como India, China, Pakistán o incluso Japón. Su papel en el conflicto de Siria está siendo mucho más activo que en los casos anteriores de Irak o de Libia. Hace el papel de moderador, de policía bueno en este caso y cuesta creer que lo hace por buena voluntad, dado el hermetismo de hierro de Putin o sus soluciones pavorosas a conflictos previos que sí afectaban a lo que consideraban su seguridad energética, como fue Chechenia. En algún caso, se ha planteado en algún medio de forma oblicua, que puede que se trate de un reparto de la escasez creciente de recursos energéticos mundiales convencionales entre los dos colosos, cada uno haciendo su papel. En otros casos, se hacen circular, también de forma oblicua, informaciones indicando que la indignación rusa tiene límites y que si se ataca a Siria, ellos podrían atacar a Arabia Saudita, la joya de la corona energética occidental. Juegos malabares con el futuro del mundo.

Pareciera que los EE. UU. ven lo que se denomina una “ventana de oportunidad” temporal para hacer el destrozo que siempre exigen las guerras por los recursos menguantes; que son perfectamente conscientes de que esta vez no se trata de recursos regionales sustituibles con el simple hecho de desplazarse a otras parte a por ellos. Se trata de los menguantes recursos energéticos convencionales en un mundo de crecientes necesidades energéticas por el modelo de desarrollo capitalista que se ha dado. Y me temo que están viendo que si hacen un río revuelto mundial, en este preciso momento, ellos son en este preciso momento los mejores pescadores.

Ojalá me equivoque, que termine reinando el sentido común que hoy reivindica Rusia, quizá por sus propias razones estratégicas, pero que seguro que también reivindican los pueblos del mundo, incluido una parte importante del pueblo estadounidense y los EE. UU no se lancen a una espiral que podría desbordar las previsiones más calculadas de los “war rooms” del Pentágono y de los lobbies del poder en ese país. La ventana de oportunidad existe, matemáticamente hablando, pero el mundo y sus posibles reacciones, con la capacidad que hoy existe de destruirlo por completo, exceden de los trillones de escenarios que sus supercomputadores pueden recrear.

Pronto lo veremos.

Pedro Prieto.
Madrid 8 de septiembre de 2013.